La escritora Irene Vallejo posa durante una entrevista con Efe en Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Irene Vallejo: «Los libros son mucho más sinceros que las redes»

José Luis Picón I Málaga, (EFE).- La filóloga y escritora Irene Vallejo, Premio Nacional de Ensayo con ‘El infinito en un junco’, asegura que los libros «son mucho más sinceros que las redes, donde todos presentamos una imagen tan embellecida y perfecta de éxito, de alegría y de felicidad».

«Frente a esas poses, hay algo mucho más hondo en esos libros que hablan de la experiencia humana de una manera más profunda, con sus claroscuros», afirma en una entrevista con EFE irene Vallejo. Que participa en Málaga en un encuentro sobre la adaptación gráfica de ‘El infinito en un junco’ organizado por el Centro Andaluz de las Letras (CAL).

Para Vallejo (Zaragoza, 1979), uno de los objetivos de esta adaptación es, «por un lado, reivindicar el cómic también como vehículo de aprendizaje, de transmisión de conocimiento y de cultura». Y, por otro, «la popularización del ensayo», que vive «una gran época» gracias a otros títulos como ‘La España vacía’, de Sergio del Molino.

Con más de un millón de libros de ‘El infinito en un junco’ vendidos en 38 idiomas y setenta países, asegura que todavía se siente «un poco perpleja» cuando se habla de fenómeno o ‘best seller’, porque nunca lo esperó «ni remotamente».
Cuando lo escribía, pensó «que interesaría a un puñadito de personas, pero jamás que tuviera la capacidad de transmitir emociones a un público amplio».

Gracias al ‘boca a boca’

Una de las claves del éxito fue el ‘boca a boca’. Porque en España «lo publicó Siruela, que es una editorial independiente y tampoco tiene músculo para una gran campaña de mercadotecnia». Y el libro recibió «la generosidad de esos primeros lectores que se convirtieron en proselitistas, lo regalaron y hablaron de él a través de las redes».

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El rey Felipe VI (i), la reina Letizia (c), aplauden a la escritora Irene Vallejo (d), Premio Nacional de Ensayo, durante la entrega de los Premios Nacionales de Cultura 2020, este miércoles en el Museo del Prado en Madrid. EFE/ Juanjo Martín

«Así se produjo esa oleada muy emocionante de la que fui testigo atónita», ite Vallejo. Que cree que su contenido es universal porque «los libros son una especie de factor común que compartimos en todos los continentes quienes leemos».

«También, de alguna forma, los libros y la palabra son nuestra posibilidad de no extinguirnos del todo. Y de que las nuevas generaciones, las del futuro, se acuerden de nosotros».

Apostó en ese libro por la amenidad porque en sus años de profesora descubrió que «las anécdotas, las historias, los chistes y los episodios con rostro humano que se cuentan en las clases como propina después de la explicación abstracta era lo que mejor recordaban los alumnos».

Las altas expectativas

Reconoce que, tras este éxito, las altas expectativas ante su siguiente proyecto literario le causan «un poco de temblor». Pero precisa que «era más duro antes, cuando escribía completamente a la intemperie», sin la certeza de que «se publicaría finalmente».

«Parto con la humildad de la idea de que el próximo libro no va a ser un fenómeno igual, porque estas cosas pasan una vez en la vida, con suerte. Pero es importante también que el público y el sector editorial concedan a quienes escriben la oportunidad de experimentar y de arriesgar».

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La escritora española Irene Vallejo posa con su libro durante una entrevista con Efe en Ciudad de México (México). EFE/ Mario Guzmán

Quiere en ese nuevo proyecto «experimentar con textos híbridos entre la ficción y la no ficción». Y «reflexionar sobre las humanidades», porque cree «muy interesante explorar esas fronteras borrosas entre los géneros».

Irene Vallejo reivindica los clásicos. Y ve «con mucha preocupación» que asignaturas como Latín, Griego, Filosofía o Historia «van siendo arrinconadas en el sistema educativo y en los currículos».

«Necesitamos desarrollar nuestras estructuras de pensamiento en este mundo de las ‘fake news’, de las verdades alternativas y de desconcierto absoluto sobre lo que podemos creer y lo que no. Esas materias nos construyen y nos facilitan esas claves que estamos buscando desesperadamente».

Las pantallas tienen ventajas

En estos tiempos en los que la pantalla parece imponerse al libro, asegura que es una persona «en general muy optimista». Y que se resiste «a este tipo de discursos apocalípticos».

«Las pantallas tienen muchos ventajas y algunos inconvenientes», señala Vallejo. Que resalta que «se pueden complementar» y que «hay muchos jóvenes ahora mismo compartiendo lecturas y recomendándolas en cuentas de YouTube, de Instagram o de TikTok».

«Ya hubiera querido yo, en mis tiempos de acoso escolar, cuando me sentía tan sola y tan rara, haber podido relacionarme por algún canal o cauce con otras personas que compartieran ese mismo amor».

Para inculcar el hábito lector a los niños, apuesta por «la lectura en voz alta». Porque están «sedientos de atención por parte de los adultos, de que pasen un tiempo con ellos contándoles un cuento y escenificándolo con las voces». Además de que los libros sean «un regalo en ocasiones especiales».

Cómo fomentar la lectura

Sobre las políticas públicas en esta materia, señala que debe haber «una implicación». Y que «se necesitan medios» para programar actividades en las capitales y en el mundo rural.

Cita al respecto su trabajo acerca de «la relación entre hospitales, salud y literatura». Y el proyecto que ha impulsado en el Hospital Infantil de Zaragoza, donde cuidaron a su hijo cuando nació.

«Cuentacuentos y narradores orales hacen un espectáculo para los niños ingresados de larga duración, y es un proyecto muy bonito, porque la Organización Mundial de la Salud está insistiendo en que haya una alianza entre los hospitales y el sector cultural para ayudar a la recuperación y la rehabilitación de las personas ingresadas». EFE