Málaga, (EFE).- Dos motivos aparentemente inconexos como las especies botánicas y los desnudos humanos se relacionan en las fotografías de la estadounidense Imogen Cunningham, una transgresora y pionera al retratar el cuerpo masculino. La artistaprotagoniza la nueva exposición temporal del Museo Carmen Thyssen de Málaga.
Las veintinueve obras de Cunningham que posee la Colección José Luis Soler Vila, fechadas en los años 20 y 30 del siglo pasado, se exponen por primera vez juntas. Es en la Sala Noble de la pinacoteca, donde permanecerán instaladas hasta el próximo 19 de enero.
«Veo absolutamente conectados los cuerpos humanos y las especies vegetales. Son obra de la naturaleza unos y otros, y la naturaleza tiene mucha belleza si se sabe ver». Es lo que ha resaltado este jueves en la presentación Susana Lloret, impulsora de la colección junto a su marido, José Luis Soler Vila.
Búsqueda del placer estético
Cunningham (1883-1976) justificaba su búsqueda por «ese placer estético que surge de encontrar la belleza en las cosas más comunes». Es tal y como ella misma aseguró. «Y el cuerpo es común, pero la manera de captarlo es el arte que ella demuestra», ha añadido Lloret.
Al ser considerada en aquellos años la primera fotógrafa que captó desnudos masculinos, «rompió muchos dogmas». Después, «el desnudo femenino haya sido objeto de arte durante siglos». Lo asegura la coleccionista.
La fotógrafa influyó además poderosamente en otros autores posteriores. Ellos también retrataron el cuerpo desnudo del hombre, como Robert Mapplethorpe.
«Cuando recibió críticas por esos desnudos masculinos, le resbalaron». Así lo ha destacado Lloret sobre el carácter de esta mujer. En los primeros años del siglo XX, recibió el apoyo de su familia para cursar estudios universitarios y doctorarse en Alemania.
Por su parte, la directora artística del Museo, Lourdes Moreno, ha resaltado que los desnudos de Cunningham «no son provocativos, sino delicados y elegantes».
«Otorga a los vegetales ciertos matices humanos como la voluptuosidad y cierta sensualidad. Y al cuerpo humano lo geometriza, con lo que al final terminan confluyendo en un sentido de la estética muy helénico y clásico», según Moreno.
Ha coincidido en subrayar la personalidad de esta artista «bastante desconocida en España». Al tiempo que «era solitaria porque no iba en la corriente dominante, por ser fotógrafa y ser independiente».
