Esther Gómez | Málaga (EFE).- El chef argentino Emiliano Schobert ha logrado la primera estrella Michelin para su restaurante Blossom, situado en Málaga. Asegura que más que esperar este premio “lo soñaba”. Del mismo modo que también un día soñó -y lo consiguió- con cocinar para su principal referente, Paul Bocuse. Este es considerado el mejor cocinero del siglo XX.
Todos sonríen en Blossom. Mientras, se preparan para el siguiente servicio. Se trata de en un local con cabida para apenas una veintena de comensales. Se encuentran embriagados por un mar de “sentimientos encontrados”. Así lo indica a EFE un sonriente Emiliano, para quien el hecho de que el año pasado ya formasen parte de la lista de recomendaciones de la guía sa les hizo pensar que la estrella era posible.
Aún con la resaca de un reconocimiento que los ha colocado entre la élite de la gastronomía, nacional e internacional, el objetivo ahora -“ya en modo trabajo”, comenta Emi, como le llaman en el restaurante- es “cuidar muchísimo el logro, protegerlo y mimarlo”.
Este chef que ha representado en dos ocasiones a su país en el Mundial de Cocina Bocuse d’Or. La estrella conlleva una gran responsabilidad. Les impulsa a seguir trabajando para perfeccionar lo que han venido haciendo hasta ahora, destaca. En este contexto aparece, por primera vez en la entrevista, la idea de precisión.
Eliminar el error en la cocina
“El error debe ser cada día más pequeño porque eso da seguridad y permite que se pueda profundizar en la propuesta, no solo técnicamente sino teóricamente”. De este modo lo explica Emiliano Schobert. Llegó a Málaga desde Bariloche (Argentina) a “pasear con la familia” y así, casi sin pensarlo, se quedó.
Son muchos los que se han acercado hasta la calle Strachan, en el centro histórico de Málaga, para felicitarlos. También para compartir con él y su equipo este éxito.
Un éxito que comparte con los empleados del restaurante y con su familia. Especialmente lo hace con su mujer y la madre de sus hijos, Lucía, y su cuñado. Ellos también trabajan en Blossom y desde el principio creyeron en una propuesta que se ha revelado ganadora.

Por supuesto, las reservas se han disparado, algo que casi va de la mano de la estrella Michelin. Ya no hay opción de degustar el menú de Blossom -125 euros más maridaje- hasta el año que viene. “Se llenó, por suerte, todo diciembre”, dice. Ya se preparan para abrir la agenda para enero de 2025, comenta visiblemente satisfecho.
La oscura etapa de la pandemia
Blossom abrió en octubre de 2019 como un gastrobar. Poco después sus impulsores se dieron de bruces con la pandemia y todas las restricciones que la acompañaron.
A esta etapa oscura y difícil en lo que a sostener el establecimiento se refiere y en la que si hubiesen podido viajar, probablemente hubiesen regresado a casa, comenta Emi, siguió un “periodo largo de transformación y de consolidar la propuesta gastronómica” que hoy le permite disfrutar del Olimpo de los chefs.
Ya en 2023 tomaron las decisiones que los han llevado hasta aquí y, con ello, a lograr el reconocimiento de esta prestigiosa guía gastronómica. Dejaron a un lado tener carta y apostaron por un menú degustación, redujeron el número de comensales en un local donde ya de por sí no caben muchas mesas “para poder hacer un trabajo cada vez más prolijo y más preciso”.
La idea fue “poder tener más tiempo, cuidarnos más a nosotros y esa energía, transmitirla a la propuesta”, explica. Así, hace alrededor de seis meses decidieron “tener sólo un menú degustación sin opciones alternativas”.
La sensibilidad, un ingrediente estrella
En el menú de Blossom lo que prima, dice Emiliano, es “el profesionalismo». Eso es «lo más importante y es donde más hacemos foco”. En este pequeño restaurante del centro de Málaga “nada está hecho al azar», dice su chef.
A la pregunta sobre cuál es el ingrediente que nunca falta tras sus recetas, no duda al responder que es, sin duda, “la sensibilidad”, aunque no se olvida de la manteca -el equivalente a la mantequilla de toda la vida en España-.
En el equipo de Blossom buscan “ser más profesionales que el día anterior”, manejar técnicas que les hagan únicos y “tratar -precisa- de encontrar preparaciones que hablen de nosotros, sobre todo de mi cocina”. “Una cocina de precisión”, que nace con vocación de ser “sensible, con elegancia y tener sabores definidos”, añade.