Cata de jerez dentro del evento Madrid Fusión. EFE/ Javier Lizón

La Denominación de Origen Jerez busca ser reconocida Patrimonio de la Humanidad

Jerez de la Frontera (Cádiz), (EFE).- Las Denominaciones de Origen Jerez-Xérès-Sherry y Manzanilla de Sanlúcar de Barrameda han anunciado su participación activa en un proyecto internacional que busca el reconocimiento de los vinos fortificados como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.

La Conferencia Española de Consejos Reguladores Vitivinícolas explica en un comunicado que este esfuerzo subraya la «relevancia histórica, cultural y económica de estos vinos únicos», cuya tradición y elaboración se han convertido en «un emblema del patrimonio vinícola internacional».

El proyecto, liderado por una coalición de regiones productoras de vinos fortificados, incluye no solo al Marco de Jerez, sino también a otros referentes internacionales como Oporto y Madeira (Portugal), así como Marsala (Italia) y Samos (Grecia).

Estas regiones comparten un legado centenario en la producción de vinos fortificados que destacan por su «calidad excepcional, métodos de elaboración únicos y su papel como puente cultural entre diferentes civilizaciones».

Promoción de la cultura vinícola

La Denominación de Origen Jerez ha sido pionera en la promoción de su cultura vinícola, no solo a través de la calidad y diversidad de sus vinos, sino también mediante su «estrecha vinculación con la historia, el arte y la gastronomía».

El sistema de soleras y la crianza biológica, procesos genuinos de la región, son una manifestación del conocimiento transmitido a lo largo de generaciones y representan un claro ejemplo de cómo la tradición y la innovación pueden coexistir.

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Un hombre trabaja en la recogida de la uva palomino en Jerez de la Frontera (Cádiz). EFE/Román Ríos

César Saldaña, presidente del Consejo Regulador de la Denominación de Origen Jerez, se ha mostrado convencido de que esta coalición internacional de vinos singulares y el reconocimiento de la UNESCO constituirán «un paso decisivo para preservar y difundir la riqueza cultural asociada a los vinos fortificados» porque este patrimonio no solo pertenece a las regiones productoras, sino que es «un legado de toda la humanidad».

El reconocimiento por parte de la UNESCO supondría un impulso significativo para la visibilidad internacional de los vinos fortificados y sus regiones de origen, así como para la promoción del enoturismo sostenible.

Además, contribuiría a la protección de los conocimientos, tradiciones y prácticas que dan vida a estas joyas enológicas frente a los desafíos contemporáneos, como el cambio climático y las transformaciones económicas globales, según la Conferencia. EFE