Zaragoza (EFE).- La Semana Santa en Zaragoza no sólo se vive en las calles al ritmo del tambor y el bombo, sino que también se saborea en forma de torrijas, buñuelos, monas de pascua y otros dulces artesanos que conquistan a locales y turistas.
Hasta el 20 de abril, alrededor de 16.000 cofrades y 4.000 tambores y bombos van a recorrer las calles de Zaragoza gracias a un total de 53 procesiones, programadas por diferentes zonas y que irán acompañadas de una amplia oferta cultural, gastronómica y de ocio que el año pasado generó un impacto de 61,7 millones de euros.
Buena muestra de esta oferta gastronómica son pastelerías tradicionales como Fantoba y Tupinamba, situadas en el centro de la capital aragonesa y encargadas de mantener viva la herencia gastronómica de estas fechas con productos que despiertan el apetito a todas las edades.

«Lo más demandado son las torrijas y los salados que no se elaboran durante todo el año, como los de ensaladilla, langosta o sardina», comparte con EFE Mercedes Morales, desde la histórica pastelería Fantoba.
Bartolos de crema pastelera
En este obrador cobran vida productos como los bartolos, hechos con una masa hojaldrada rellena de crema pastelera; los buñuelos de café, crema, nata o salados, y los tradicionales pasteles de vigilia, «siempre sin carne», precisa para los más observantes.
La temporada también trae consigo las monas de Pascua, que se venden «en cantidad», con huevos de chocolate de hasta seis tamaños y formas variadas, pensadas para todas las edades.
«Nos gusta explicar cómo elaboramos cada cosa, que el cliente entienda que esto es artesanal y no industrial», añade Morales, una idea a la que se suman desde Tupinamba, otra de las pastelerías de referencia de la ciudad.
Por su parte, una de las responsables asegura que «esta pastelería huele a alegría, a Semana Santa y a torrija», un producto estrella sobre el que reivindica su elaboración tradicional.
«La de pan de barra, no brioche como se hace ahora. Para mí esa no es la receta original de torrija, aunque entiendo que ahora hay otras demandas e igual la gente es lo que quiere», subraya.
Prueba de ello también es el lema elegido para esta festividad, ‘Semana Santa Zaragoza 2025… desde siempre’, que enfatiza la tradición y la importancia histórica de la celebración desde la solemnidad, la devoción y el peso histórico, tanto de los pasos como del patrimonio o de los productos.
Monas y culecas
Desde esta pastelería también celebran la fidelidad de una clientela que regresa cada año a por sus monas y culecas, el clásico bollo brioche con huevos cocidos. «Cuanto más elaborado, más precio, porque el chocolate es bueno y el trabajo, mucho», añade.
En cuanto al turismo, Morales apunta que mucha gente llega desde Barcelona, Valencia, Madrid, Canarias o Murcia, mientras que en Tupinamba destacan la presencia de visitantes ses e italianos.
Según los datos de la Oficina de Turismo del Ayuntamiento, la capital aragonesa recibió en la Semana Santa de 2024 un total de 10.000 turistas, una cifra que en este año corre peligro al caer la ocupación hotelera a un 72,8 % debido a la incertidumbre meteorológica.

Sin embargo, desde los establecimientos se han querido mantener positivos y, para estas visitas, se ofrecerán productos del territorio como la fruta de Aragón, las trenzas de Huesca o las trufas de Soconusco.
También ambas pastelerías coinciden en apostar por la calidad, el trato cercano y el producto del día. «No nos interesa tener un gran stock, sino renovar cada día y ofrecer calidad. Un cliente es difícil de captar, pero muy fácil de perder», aseguran desde Tupinamba.
Asimismo, si algo queda claro en estas fechas es que, más allá de la tradición, la devoción y la fe, el alma de la Semana Santa también se vive y se disfruta con el paladar.