El presidente de Canarias, Fernando Clavijo (1i), y la consejera de Sanidad, Esther Monzón (3d), han inaugurado este lunes, la nueva unidad de hospitalización para pacientes con trastornos de la conducta alimentaria de Gran Canaria, que se ubica en el edificio polivalente anexo al Hospital Juan Carlos I. EFE/Ángel Medina G.

Las Palmas estrena la primera unidad pública para el ingreso por trastornos de la conducta alimentaria de pacientes adultos

Las Palmas de Gran Canaria (EFE).- La provincia de Las Palmas ya cuenta con su primera unidad pública para el ingreso de pacientes adultos con trastornos graves de la conducta alimentaria, una patología «de las sociedades ricas» que va en aumento y lleva al suicidio a un 10 % de quienes la sufren y de la que fueron tratados en 2023 en Canarias 1.026 pacientes.

La mayoría de ellos fueron casos detectados en la provincia de Santa Cruz de Tenerife y, del total de asistidos, 944 fueron mujeres, mientras que 40 de ellos precisaron de ingresos hospitalarios (cuya duración osciló entre los dos y los tres meses), según ha detallado el jefe de Psiquiatría y Psicología clínica del complejo hospitalario universitario Doctor Negrín, al que pertenece el Hospital Juan Carlos I, José Luis Hernández Fleta.

Hernández ha acompañado, en el edificio polivalente anexo al Hospital Juan Carlos I, al presidente canario, Fernando Clavijo, y la consejera de Sanidad, Esther Monzón, en la inauguración de esta primera unidad pública de ingreso de personas de más de 18 años con trastornos de la conducta alimentaria de la provincia de Las Palmas, donde hasta ahora no existían recursos específicos del SCS para estos enfermos, más allá de la unidad de ingreso infanto-juvenil del Materno Infantil, dotada con 14 camas.

«Lo que abrimos hoy es una unidad específica para estos trastornos, que hasta ahora ingresaban en unidades de adultos del Insular, el Negrín o en Fuerteventura y Lanzarote», ha referido Hernández y Monzón, quienes han destacado que el millón de euros que se ha invertido en esta unidad, con una capacidad inicial de ocho camas que pondrá ampliarse y a la que seguirá un hospital de día que abrirá sus puertas tras el verano, será de ámbito provincial.

El psiquiatra ha considerado que se trata de un hito importante porque las unidades de agudos de esta rama de la medicina «no están preparadas para este tipo de patologías importantes, graves, severas y en muchos casos refractarias al tratamiento, sino para personas con trastornos mentales graves, como la esquizofrenia o el trastorno bipolar».

«Hemos aprendido, como en otras partes de España, que el trabajo en unidades específicas es más eficaz y efectivo y acorta las estancias medias», ha recalcado.

Tras recibir el alta en esta nueva unidad, los pacientes ingresados en ella por padecer anorexia o bulimia nerviosa, entre otros trastornos, dispondrán después del verano de un hospital de día en el que seguir llevando «un tratamiento intenso, pero en un régimen externo», lo que les permitirá «ser vistos a diario o varias veces por semana y recibir tratamientos psicoterapéuticos, también de interacción en la familia, y cuando la mejoría ya sea suficiente como para ser atendidos ambulatoriamente pasarán a ser atendidos en unidades de salud mental», ha informado.

Preguntado por los factores desencadenantes de este tipo de trastornos, Hernández Fleta ha dicho que estas patologías «no existen en países en desarrollo», sino que «es de las sociedades ricas», por lo que no se encuentran en el centro de África.

«A veces, la sociedad económicamente avanzada, desarrollada, trae que la comida se convierta en un problema en cuanto a que tengo que mantener una línea acorde a la estética imperante, de ahí que la prevalencia sea importante en gente joven, muchas de estas personas comienza la enfermedad a los once años, en muchos casos se recuperan, pero en otros, por desgracia, se cronifica y tenemos ingresos de personas de 20, 30 y 40 años», ha recalcado.

El psiquiatra ha explicado que «el estilo de vida, el exceso de comida, los cánones de belleza, factores genéticos y las personas con un carácter rígido y obsesivo, que les lleva a tener una preocupación importante sobre la línea y la imagen corporal», suelen estar detrás de muchos de estos trastornos.

Por ello, ha considerado «muy peligrosas» los casos de acoso que suelen darse en la adolescencia, cuando los chicos se ríen de «las personas a las que le sobra algún kilo», de ahí que haya instado a «los colegios y las familias a detectar los primeros indicios» que pueden derivar en un problema «y poner el primer tratamiento para abortar que la enfermedad no vaya a mayores».

Tanto Hernández como la consejera canaria de Sanidad, Esther Monzón, han agradecido la labor desarrollada desde 1999 por la Asociación Gull Lasègue para el Estudio y el Tratamiento de la Anorexia y la Bulimia en Canarias, en cuyo comedor terapéutico atiende a más de 200 afectados por estos trastornos.

Monzón ha agradecido a esta entidad, promovida por un grupo de padres de personas afectadas de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) que, frente al problema suscitado en sus hijos, no encontraron respuesta médica ni ayuda de ningún tipo, la atención que ha dado a estos pacientes durante todos estos años «en los que el servicio público no ha ofrecido un tratamiento específico».

Sobre las ayudas que el Gobierno canario da a esta asociación, ha explicado que, al equipararlas con las que recibe otra entidad con los mismos fines que opera en Santa Cruz de Tenerife, ha tenido que reducirse en 50.000 euros, si bien se ha comprometido a «reponerla» para que «pueda terminar el año y siga atendiendo a los pacientes que vienen atendiendo».

La nueva unidad de hospitalización del Hospital Polivalente del Juan Carlos I cuenta con una plantilla conformada por 23 profesionales: un psicólogo clínico, un psiquiatra, nueve enfermeras, nueve técnicos auxiliares de enfermería, un terapeuta ocupacional y un auxiliar istrativo, a quienes se suma un día a la semana un especialista en endocrinología. EFE