El Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife ha presentado la rehabilitación de la imagen del Cristo Crucificado, una escultura emblemática de Santa Cruz de Tenerife, que tras haber sido sometida a un proceso de restauración, permanecerá de forma temporal en el Museo de Bellas Artes de la ciudad. EFE/Ramón de la Rocha

El Cristo Crucificado del Museo de Bellas Artes de la capital tinerfeña volverá al cementerio de San Rafael y San Roque

Santa Cruz de Tenerife, (EFE).- Una vez restaurado, el Cristo Crucificado que desde fecha no determinada está en el Museo Municipal de Bellas Artes de la capital tinerfeña, volverá al cementerio de San Rafael y San Roque, cuando el que fue primer camposanto de Santa Cruz de Tenerife reúna las condiciones de conservación.

Anuncio que ha hecho este jueves el concejal de Cultura de Santa Cruz de Tenerife, Santiago Díaz, quien durante la presentación de la restauración de la obra ha destacado que se trata de una de las piezas más representativas del patrimonio histórico de la ciudad, y que también tienen un gran valor artístico.

Patricia Padrón, responsable del proyecto técnico, ha explicado que esta pieza se cree que es de la escuela gaditana genovesa de mediados del siglo XVIII, que llegó a la capital tinerfeña a principios del XIX.

La escuela indica que había gran flujo de comunicación entre Cádiz y Canarias, ha apuntado Patricia Padrón, quien ha agregado que no procede de un taller específico y es «curioso» que, como la figura está inclinada, el paño de pureza cae en esa dirección pero se refleja en él un movimiento del viento hacia atrás, algo no habitual.

Patricia Padrón ha manifestado que lo más importante de esta obra es su valor histórico, emocional y sensible, ya que es un Cristo que estaba en un cementerio que surgió con motivo de una pandemia, y porque da a entender que había tradición de visitas familiares a las tumbas.

Se cree que la figura llegó al museo cuando comenzó a utilizarse el cementerio de Santa Lastenia, y para impedir que la pieza se perdiera.

La responsable del proyecto técnico ha indicado que la pieza se trasladó en una fecha indeterminada, al parecer porque se entendía que era importante e intentaron preservarla porque el cementerio, el primero de la capital tinerfeña, estaba en malas condiciones.

Ha añadido que en el museo estaba en una sala, acostada sobre una mesa, desmembrada, y no se ha hecho una restauración al uso y completa, pues se ha intentado devolver la dignidad que se merece esta escultura policromada en talla de madera, y como no está destinada al culto religioso se ha hecho un trabajo arqueológico, de modo que no se han hecho los trabajos acabados en las manos, que no están completas.

Patricia Padrón ha comentado que tampoco se ha puesto la «típica» imagen del Cristo crucificado, pues no tiene cruz porque no se sabe donde está la original y no se que querido recomponer.

Isidro Larizgoitia Masa, restaurador conservador que ha participado en estas labores, ha comentado que la talla tenía muchas faltas de policromía y había pérdidas de volumen en las manos, por lo que se hicieron estudios históricos y científicos.

Se observó que tenía una parte hueca, probablemente para aligerar su peso, y se han hecho tratamientos para fijar la policromía y evitar más perdidas, para también limpiar la figura y dar capas de protección, además de reponer las partes sueltas (los brazos) y recomponer «lo que se sabía» de las manos, que están incompletas.

«Queremos que se note lo que está rehecho», ha agregado Isiro Larizgoitia. EFE