Alumnos del colegio Leonardo Torres Quevedo, de Arenas de Iguña, han sacado del olvido los escudos heráldigos que blasonan las casonas de los valles cántabros de Iguña y Anievas. EFE/ Javier G. Paradelo

Los niños sacan del olvido los escudos heráldicos de los valles de Iguña y Anievas

Arenas de Iguña (EFE).- Conocer el patrimonio para conservar el legado histórico es el objetivo del proyecto de los alumnos del colegio Leonardo Torres Quevedo, de Arenas de Iguña, que ha permitido sacar del olvido los escudos heráldigos que blasonan las casonas de los valles cántabros de Iguña y Anievas.

Bajo la idea central de que la mejor herencia que tiene una persona es su apellido, los estudiantes de ese centro público han podido identificar la historia de algunos de los apellidos más frecuentes en estos valles (Quevedo, Bustamante, Villegas o Ceballos), sacando a la luz aspectos que ni siquiera los propios interesados conocían.

A la par, este trabajo, desarrollado durante el pasado curso y el actual, ha permitido a los chavales de sexto de Primaria construir el árbol genealógico de su familia, en algunos casos remontándose a tres y cuatro generaciones, gracias a las vivencias de padres o abuelos.

Junto a ello, han podido diseñar su ‘árbol de vida’, emblema en forma de escudo heráldico que muestra los valores que cada uno de los niños cree tener en su persona partiendo de sus apellidos.

El presidente del Movimiento Cultural Iguña, Iván García Bartolomé, cuenta a EFE la importancia pedagógica del proyecto para que los niños se den cuenta del valor etnográfico de los escudos repartidos por las casonas del valle, y que hasta ahora les pasaban desapercibidos.

Rescatar los tesoros culturales

Además, a las familias y a los vecinos les ha permitido comprobar cómo se puede rescatar el tesoro patrimonial y cultural que existe en estos dos valles del centro de Cantabria.

García Bartolomé explica que el proyecto se inició el curso pasado en una colaboración entre el Movimiento Cultural Iguña, la Asociación de Genealogía de Cantabria y el colegio Leonardo Torres Quevedo, que lleva el nombre del ingeniero (diseñador del teleférico de las Cataratas del Niágara), matemático e inventor (del Telekino -la primera calculadora conocida-), oriundo de este valle.

Los escolares comenzaron entrevistando a familiares para investigar sobre su árbol genealógico con el asesoramiento del director del centro, Marcos Carrasco, para luego, y de manera autónoma, recorrer los pueblos del valle, reconociendo los escudos heráldicos de las casonas.

Como colofón, con el trabajo de los escolares se ha organizado una exposición en la que se muestran 24 escudos con el ‘árbol de vida’ de cada niño, aunque ya se piensa en crear un catálogo del patrimonio civil que permita localizar, identificar e investigar los escudos históricos.

Los mayores toman el relevo

Para elaborar este catálogo, serán los mayores del municipio los que tomen el relevo de los niños pues el objetivo es recabar ayudas de las istraciones locales para preservar y difundir el rico legado histórico desparramado por los pueblos de los valles de Iguña y Anievas.

Del trabajo realizado por los escolares y de la experiencia obtenida dan cuenta tres de los alumnos que han tomado parte en el proyecto, Yanira Gorrochategui, Martín Fernández Rueda y Alexia Aja Vélez.

Alexia explica a EFE que la principal característica de este proyecto ha sido la labor de investigación sobre la heráldica del valle, que la mayor parte de los niños y jóvenes desconocen.

Además, reconoce que eso les ha permitido mira con otros ojos esos blasones situados en las fachadas principales de las casonas en señal de distinción y como memoria de algún acontecimiento relevante de la familia propietaria o de su linaje.

La historia de la Meseta al Mar

Los valles de Anievas e Iguña atesoran no menos de 90 escudos de los siglos XVI y XVII, guardianes en piedra de más de dos mil años de historia de la vía de comunicación que atraviesa la zona que fue el camino más importante entre la meseta y el mar, así como origen de esta proliferación de blasones.

Estos evidencian el rico patrimonio arquitectónico civil y religioso que fueron acumulando órdenes religiosas e importantes linajes como los Ceballos, Collantes, Núñez, Quevedo, Bustamante, Terán, Obregón, Mesones, Castañeda, Quijano, Guerra, Hoyos, Calderón o Tagle.

Todos ellos organizaron y gobernaron la vida del valle a lo largo de la Edad Media y Moderna, construyendo iglesias, ermitas, torres y casonas de piedra que en sus escudos guardan la historia de los linajes que las construyeron.

Texto y fotografía: Javier G. Paradelo.