Santander (EFE).- La Semana Santa en Santander da un paso por la inclusión de personas con discapacidad, en este caso personas ciegas que por primera vez participan en una procesión, la del Encuentro con la Archicofradía de la Pasión, para sentir este momento desde dentro y en las mismas condiciones que cualquier otro cofrade.
Arianna Rodríguez y Ujué Rodríguez son dos de las cuatro mujeres con discapacidad visual que han participado en la procesión por el centro de Santander. Es la primera vez que personas ciegas se suman en Cantabria a una procesión de Semana Santa.
Ellas, por su parte, están agradecidas y muy contentas de haber asumido el reto, subrayan a EFE.
Para estas mujeres, esta Semana Santa será especial y diferente, con «la espiritualidad más a flor de piel».
En la Archicofradía de la Pasión están encantados y su presidente, Ángel González, cree que se trata de una iniciativa «buena para todos». «Es algo inclusivo y aquí tenemos las puertas abiertas a todo el mundo», dice a EFE.
También piensa que si no se ha hecho antes es «porque simplemente no se le ocurrió a nadie».
Estas mujeres ciegas han esatdo acompañadas por personas voluntarias de la ONCE, organización a la que pertenecen, que las sirvieron de apoyo, y además llevaron bastón para guiarse y poder sortear obstáculos.
De los talleres a la procesión
Todo surgió por unas charlas que dieron de la Archicofradía en la ONCE para acercar la Semana Santa a las personas con discapacidad visual.
Hicieron unos talleres para que los interesados pudieran «ver con las manos» y se imbuyeran de la Semana Santa palpando y tocando los enseres de la Archicofradía: los mantos, las túnicas, la orfebrería, o la misma cara de la imagen de la Virgen.
De ahí el próximo paso ha sido participar en la procesión y esta invitación llegó como caída del cielo.
Estas mujeres se vistieron con las ropas de la Archicofradía, que se las prestaron. «Hemos hecho pruebas del vestuario porque también tiene su técnica, no es llegar ahí y ponerte cualquier cosa, tiene su liturgia», explican Arianna Gómez y Ujué Rodríguez.

También conocían de antemano el recorrido de la procesión: habían estado en la sede de la Archicofradía y los cofrades las habían puesto al día de la ruta, sobre cuánto se tarda y de las incidencias que pueden surgir, una de las más recurrentes y temidas, la lluvia, que hizo su aparición entre los cofrades y el público y provocó tener que acortar y acelerar el paso.
La emoción del Encuentro
Para estas dos mujeres, participar en la procesión supone «una gran ilusión» y «significa mucho» porque «la única manera de tomar realmente parte de las cosas es poder estar en ellas y compartir de la misma manera que quienes no tienen discapacidad».
Creen que sólo el que a alguien se le haya ocurrido la idea de sumar a personas ciegas a la procesión es importantísimo, porque una vez se hace «se ve que no es tan difícil». «A veces se ponen barreras más grandes por el desconocimiento», apunta Ujué Rodríguez.
También destacan lo que simboliza la procesión del Encuentro, precisamente juntarse la madre con el hijo, una emoción «muy grande».
Nacida en Venezuela, Arianna Gómez lleva once años en España y nunca había estado dentro de una procesión, por lo que estaba «superilusionada».
«En Venezuela hay muchísima práctica religiosa en Semana Santa pero los actos son muy diferentes», destaca, antes de manifestar que, gracias a esta experiencia, vive en primera persona las procesiones y la liturgia de España que antes de esta oportunidad solamente había conocido desde fuera o en televisión.