El presidente de Cecam, Ángel Nicolás, en una imagen de archivo. EFE/Ismael Herrero

Cecam ve un disparate reducir la jornada laboral, que costaría 2.700 millones a la región

Toledo (EFE).- El presidente de la Confederación de Empresarios de Castilla-La Mancha (Cecam), Ángel Nicolás, ha tachado de «disparate» y de «populismo» la propuesta del Gobierno central de reducir la jornada laboral a 37,5 horas a la semana.

Además, ha calculado para las empresas de la región supondría un incremento de costes de 2.700 millones de euros.

En un desayuno informativo, Nicolás se ha mostrado rotundo al posicionarse en contra de la reducción de la jornada laboral y ha calculado que para cada empresa de la región, el aumento de costes sería de unos 20.000 euros de media.

Aunque ha precisado que este incremento de costes varía en función del tamaño de la empresa, teniendo en cuenta que el 98 por ciento de las empresas de la región son pymes.

Nicolás ha señalado que, en la actualidad, las horas efectivas trabajadas por cada empleado ya es inferior a las 37,5 horas con una jornada laboral semanal de 40 horas semanales, pues ha indicado que las horas efectivas trabajadas rondan las 36 semanales.

Por ello, el presidente de Cecam ha comentado que si se reduce la jornada laboral, también se reducirán las horas efectivas de trabajo.

Las horas efectivas trabajadas han caído un 3,3 % en 2023

Asimismo, ha advertido de que las horas efectivas trabajadas a nivel nacional han descendido un 3,3 por ciento, unas cifra «incluso inferiores a antes de la pandemia».

En cuanto a la productividad, Nicolás ha desvelado que ha abordado con CCOO y UGT en la región la necesidad de estudiar cómo se calcula la productividad en las empresas para «que haya mayor salario para la productividad».

En este sentido, ha reconocido que el problema es la desconfianza de los trabajadores a que sean los empresarios los que calculen la productividad.

Sin embargo, ha asegurado que si se acuerda este asunto, «la empresa no tendrá problemas en pagar productividad».

Cree necesario un segundo aeropuerto para Madrid y Casarrubios es el lugar «ideal»

Por otro lado, ha calificado de necesario que Madrid tenga un segundo aeropuerto, como ha resaltado que ya tienen el resto de capitales europeas, y ha subrayado que el aeródromo de Casarrubios del Monte (Toledo) es la ubicación «ideal».

Nicolás ha comentado el proyecto de que el aeródromo de Casarrubios se convierta en el segundo aeropuerto de Madrid y ha defendido que la ampliación de Madrid-Barajas ‘Adolfo Suárez’ es positiva para ese segundo aeropuerto.

De hecho, ha asegurado que esa ampliación visibilizará que es necesario que la capital cuente con un segundo aeropuerto para vuelos cortos, de dos o tres horas, y para vuelos nacionales, mientras que Madrid-Barajas se quedaría para otros vuelos más largos, pues «no se puede tener todo en un aeropuerto».

También ha calificado de positivo que la pista del aeropuerto de Casarrubios está en dos comunidades autónomas -Castilla-La Mancha y Comunidad de Madrid-.

«Si las dos comunidades se ponen de acuerdo, que no parece que no se vayan a poner de acuerdo, el trámite sería con la Dirección General de Aviación Civil», ha señalado Nicolás.

Asimismo, y como tercer elemento a favor, ha resaltado que en Casarrubios ya está creado el espacio aéreo debido al aeródromo que está en funcionamiento y que en la actualidad acoge 4.000 operaciones de vuelo al año.

Diferencias con el aeropuerto de Ciudad Real

En este sentido, ha señalado que este aspecto difiere con la puesta en marcha del aeropuerto de Ciudad Real, -cuya construcción estuvo envuelta en varias polémicas-.

De hecho, ha recordado que en ese caso «se tuvo que crear un espacio aéreo y además, se tuvo que intervenir» en una Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA).

«Aquello fue un poco forzado, los únicos que han cobrado han sido los que hicieron el aeropuerto», ha comentado el presidente de la patronal castellanomanchega.

También ha dudado de si ese aeropuerto se construyó en «el sitio adecuado» debido a la distancia con Madrid, aunque «hay quien dice que 200 kilómetros no es nada».