Vista panorámica aérea de una montaña en Jaén, en una imagen de archivo. EFE/José Manuel Pedrosa

Las quemas prescritas o cómo vacunar a los montes frente a los incendios

Toledo (EFE).- La lucha contra los incendios forestales no se centra únicamente en los meses de mayor riesgo, sino que la prevención de estos siniestros se desarrolla durante todo el año, como por ejemplo con las quemas prescritas, que echando mano de un símil sanitario, es como vacunar a los montes frente a los incendios.

Es la comparación que hace el director del Centro Operativo Regional del Plan Infocam, Nicolás López, en declaraciones a la Agencia EFE que explica en qué consiste una quema prescrita en un monte.

«Con una vacuna, te inyectan determinados virus o bacterias inertizadas. Pues esto es algo similar. Nosotros de una manera controlada metemos una pequeña distorsión en el monte para evitar distorsiones muy grandes, grandes emergencias o grandes catástrofes que puede llegar a ocurrir, que son incendios forestales de grandes dimensiones», afirma.

En términos generales, el objetivo de estas quemas prescritas, que se realizan en todas las provincias de Castilla-La Mancha de una forma planificada, es eliminar vegetación de los montes para que los incendios no alcancen grandes dimensiones en caso de que se declaren.

Esta labor de control anteriormente se hacía de forma más o menos natural, como por ejemplo con el pastoreo en extensivo o el uso de la madera y la leña como fuentes de calor para las casas, prácticas que en la actualidad se han ido abandonando.

Objetivos de las quemas prescritas

López abunda en que las quemas prescritas se hacen con una determinada metodología, que permite llegar a unos objetivos establecidos que «pueden ser muchos» y que pasan tanto por la prevención en sí como también por establecer zonas de seguridad en los montes en caso de que en el futuro lleguen a declararse esos incendios.

Así, explica que, gracias a las quemas prescritas, los agentes del Plan Infocam que despliega la Junta de Comunidades para luchar contra los incendios pueden intervenir de una manera más segura en caso de fuego en el monte.

Además, en determinados incendios, estas zonas quemadas de forma controlada son capaces de frenar tanto la velocidad como la intensidad de las llamas e incluso «se pueden llegar a parar ahí, y se apagan por sí solos».

También como formación

Pero una tercera finalidad de las quemas prescritas es la formación de los dispositivos contra los incendios porque, si bien los profesionales saben utilizar el fuego, con estas prácticas también aprenden a predecir, según las condiciones meteorológicas, cómo puede evolucionar el incendio.

«Sabemos qué altura va a tener la llama, cuánta energía va a liberar esa llama. Vamos a poder predecir, según la vegetación y según la orografía, hacia dónde va a ir el incendio, es decir, nos sirve para estar en o con el fuego, pero siempre para luego poder utilizarlo en el futuro a nuestro favor», destaca Nicolás López.

Y añade un cuarto objetivo de las quemas prescritas, que pasa por investigar qué ocurre después un incendio según su intensidad, es decir, «según la energía liberada, cómo afecta a la vegetación, al subsuelo o a la microfauna» y permite estudiar cómo se recupera el terreno después de un «pequeño incendio».

«El objetivo de las quemas es muy variable. Tienen tenemos muchos objetivos distintos, pero sobre todo el principal normalmente es la prevención de incendios forestales», resalta López, que defiende la importancia de realizar una gestión forestal sostenible para aprovechar los recursos naturales y, por ejemplo, extraer madera de los montes «también por su salud».

¿Cuándo se realizan?

López detalla que estas tareas de prevención se desarrollan sobre todo de octubre a mayo, ya que deben hacerse bajo unas condiciones de humedad, de temperatura y de velocidad del viento determinadas, aunque matiza que «no es lo mismo la vegetación después de llover que en alguna zona donde llovió hace veinte días».

De hecho, señala que hay determinadas quemas prescritas que sí se realizan en verano porque las condiciones sí lo permiten o lo aconsejan.

En total, calcula que a estas alturas del año se han realizado 28 quemas prescritas sobre 110 hectáreas y prevé que al final del año se superen las 300 hectáreas, que fue la superficie planificada en 2023.

Incluso añade que algunos ayuntamientos solicitan esas quemas controladas para evitar «riesgos mayores» cuando llegue la época de peligro alto o extremo de incendios forestales.

Uno de esos casos es el Ayuntamiento de Puertollano (Ciudad Real), que por décimo año ha solicitado que se realicen quemas prescritas en su término municipal donde suele haber incendios en verano de forma recurrente, con la particularidad de que es «interfaz urbano forestal, con colindancia industrial».