Ana Aparicio | Abejar (Soria (EFE).- El municipio soriano de Abejar se ha convertido este sábado en la capital de la trufa negra con la celebración de la XXII Feria de la Trufa, una cita de referencia internacional que anualmente reúne a cuarenta expositores, hosteleros, cocineros y empresas relacionadas con la micología.
Ha sido inaugurada este sábado por la consejera de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural, María González, acompañada del presidente de la Diputación, Benito Serrano y de la alcaldesa de Abejar, Carolina Romero.

Trufa de Oro
La apertura ha incluido la entrega del premio Trufa de Oro 2025, otorgado por el Ayuntamiento de Abejar y que en esta edición ha recaído en el Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), como reconocimiento a su vinculación con el mundo de la truficultura.
La consejera ha reseñado el carácter «nacional e internacional» de un certamen basado en el cultivo de un producto cuyo trabajo «nos hace sentirnos orgullosos en Castilla y León y, especialmente, en la provincia de Soria», ha matizado.
Alrededor de 2.000 hectáreas cultivan en Soria la trufa negra, que en la pasada campaña produjeron entre 5.000 y 6.000 kilos. El objetivo más inmediato de la Asociación de Recolectores y Cultivadores de Trufa de Soria (Atrusoria) es conseguir la Indicación Geográfica Protegida (IGP), que ha iniciado sus primeros pasos.
El presidente de Atrusoria, Jose Manuel Pérez, ha explicado a Efe que conseguir la IGP para el diamante negro «es un proceso lento» pero que supondría «un salto importante» para dar a conocer la trufa negra en todo el mundo.
En este sentido, la consejera de Agricultura ha reiterado el apoyo de la Junta de Castilla y León para conseguir este logro y ha asegurado que desde el gobierno autonómico se trabaja en defensa de las marcas de garantía, con más de setenta en la comunidad, porque certifican «la calidad del producto y la confianza de los consumidores», ha destacado.
La truficultura, en auge
El presidente de Atrusoria ha explicado que ésta es la temporada más dura para un truficultor «porque combina la recolección con otros trabajos» y, en esta campaña, se espera superar los 6.000 kilos de trufa negra, lo que supone el 67 por ciento del total de Castilla y León.
Pérez ha detallado que el país con más cultura de trufa es Francia y que uno de los objetivos que se marca Atrusoria es «conseguir aumentar la cultura de trufa en España», ya que es un producto «cada vez más frecuente en los hogares españoles».
Ha constatado el auge de un sector en la provincia de Soria que cuenta con unos suelos «muy óptimos» para el cultivo de la trufa, una motivación para los profesionales del sector y también para las personas que se están iniciando en este ámbito que «son cada vez más».
Pérez ha detallado el incremento de socios que se ha producido en Atrusoria, de quince a sesenta, lo que refleja el interés de los sorianos por este arte que se ha convertido en un sector clave «para atraer y fijar población» en una zona de declive demográfico.
A la caza de la trufa
Una de las actividades que ofrece la feria es la visita guiada a fincas truferas cercanas para que los visitantes puedan vivir una experiencia completa participando en la recolección del ‘diamante negro’ con la ayuda de perros truferos.
En la mañana de este sábado, dos perros han sido los protagonistas de la demostración en la que, a través de su olfato, han sido capaces de ‘cazar’ varios ejemplares de trufa negra que puede estar enterrada de entre cinco y cuarenta centímetros de profundidad.
Jon Sanz, uno de los adiestradores y miembro de Encitruf, ha explicado a Efe que no existe una raza concreta de perro especializada en esta labor «ni tampoco un adiestramiento concreto», sino que se trata de tener «una complicidad con el animal para educarlo y generarle estímulos» que le facilite la búsqueda de este producto, «algo que ellos ven como un simple juego», ha añadido.
Una rutina diaria y salidas constantes al monte son las principales claves para adiestrar a un perro en la búsqueda de la trufa, una práctica que según ha explicado Sanz se ha incrementado en los últimos años gracias al auge que vive el sector y que supone «un atractivo más» para vivir en el medio rural y luchar contra la despoblación. EFE