Roberto Jiménez|Valladolid (EFE).- Hace tiempo que los festivales de cine superaron una marcada función cultural, social o divulgativa durante unos días al año hasta convertirse, en los tiempos que corren, en «actores absolutamente definitivos para la circulación y visibilidad del cine en salas comerciales» junto a la distribución.
«La relación con los creadores y directores ha cambiado: ahora estamos más cerca de los propios cineastas, del germen de los proyectos, de la industria», ha explicado en una entrevista con la Agencia EFE José Luis Cienfuegos, director de la Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci) que este año cumple ediciones.

Levantó el telón un 20 de marzo de 1956 con la proyección de «Una cruz en el infierno», de José María Elorrieta, y desde entonces el milagro del festival se ha renovado cada año a prueba de políticos, crisis económicas, exiguos presupuestos e incluso una pandemia, hasta la 70ª edición que celebrará del 24 de octubre al 1 de noviembre.
«Un festival de cine ya no son hoy ocho, nueve o diez días de proyecciones, es algo más que las fechas oficiales de su celebración, esa es la diferencia fundamental: estamos abiertos todo el año porque tenemos una vocación de servicio público», ha añadido Cienfuegos (Avilés, Asturias, 1964), director del certamen desde 2023.
Abierto todo el año
El Ayuntamiento de Valladolid, titular del festival, mantiene «un equipo permanente que debe generar una actividad todo el año» porque «somos empleados de la cultura al servicio del ciudadano», ha añadido al poner en contexto el «momento bastante decisivo en el que nos encontramos, con cambios en la industria», ha apostillado.
Tras su paso por Gijón y Sevilla, José Luis Cienfuegos llegó a Valladolid como el octavo director de una serie histórica donde ha destacado la contribución de uno de ellos, del crítico y periodista Fernando Lara (1984-2004), de quien se considera «un discípulo» pero adaptado a la época actual.
Todos los directores, ha proseguido, «hemos venido de campos diferentes, del periodismo, de la programación… hemos aportado nuestra formación cultural, experiencia, y cada uno nuestra manera de reflexionar sobre el cine» al frente de una Seminci que «se ha adaptado a los tiempos», ha puntualizado.
«Es de los pocos festivales en el mundo donde se puede hacer un estudio de la historia del cine social, político y cierto humanismo a lo largo de sus casi setenta años» durante los cuales ha atravesado «momentos convulsos», ha reflexionado.
Claves de supervivencia
En esa capacidad de adaptación ha situado Cienfuegos una de las claves de esa longevidad, es el certamen cinematográfico más antiguo de España junto al de San Sebastián, además de en la propia ciudad de Valladolid «y también de los espectadores que han empujado durante años y décadas para que siga siendo un referente».
El de Valladolid ha sido y sigue siendo un espectador «muy exigente y reivindicativo tanto del cine como del papel que debe jugar su Seminci de puertas abiertas y de cara al exterior», ha insistido en su análisis.
Después de setenta años, ha añadido, «es un buen momento de repensar el cine y en eso estamos trabajando, también para reivindicar el comisariado en los festivales, echar la vista atrás para entender lo que deben ser ahora un festival de cine: el modo de ar con espectadores, profesionales e industria», ha concluido.
Los actos conmemorativos comenzarán en abril con la proyección hasta diciembre de un ciclo de veinticuatro de los filmes más representativos de toda la historia de Seminci bajo el lema «Una cierta historia del cine de autor» y de directores como Fellini, Ingmar Bergman, Francois Truffaut, Ken Loach, Andrei Tarkovski, Zhang Zimou, Sergio Cabrera, Atom Egoyan, Abbas Kiarostami y Von Trier. EFE