Barcelona (EFE).- Reducir un 25 % del tráfico en Barcelona permitiría evitar cerca de 200 muertes prematuras al año relacionadas con la contaminación atmosférica, según indica un estudio realizado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
El estudio liderado por el ISGlobal, que es un centro impulsado por la Fundación «la Caixa», estima que esta reducción en el volumen de vehículos podría reportar un descenso del 17,6 % en los niveles de dióxido de nitrógeno (NO2).
Los autores de la investigación evalúan el impacto que el Plan de Movilidad Urbana y la electrificación del puerto podrían tener sobre los niveles de NO2 de la ciudad y la mortalidad asociada a estos dos factores.
Creen, en este sentido, que reducir en un 25 % el tráfico motorizado en la ciudad de Barcelona tendría beneficios considerables en términos de salud.
Prevenir casi 200 muertes o 228 si se electrifica el puerto
Esta mejora en la calidad del aire permitiría prevenir casi 200 muertes prematuras al año y, en caso de completarse la electrificación del puerto, el número de muertes prevenibles ascendería hasta 228 anualmente, concretan los investigadores.
El estudio, publicado en la revista Health & Place, se ha realizado en colaboración con el Barcelona Supercomputing Center-Centro Nacional de Supercomputación (BSC-CNS), que ha desarrollado una tecnología que permite modelar las emisiones de tráfico y otras fuentes en toda la ciudad y los niveles de contaminación resultantes.
Para elaborar el estudio se ha tenido en cuenta la evolución de una serie de variables, incluyendo la actividad de los coches, la meteorología y la geometría urbana, entre otras.
Se contemplaron tres escenarios hipotéticos, cada uno de ellos con unos logros diferentes y todos con un aspecto en común: la implementación del Plan de Movilidad Urbana 2018-2024.
Dicho plan preveía medidas como la creación de supermanzanas y ejes verdes, la puesta en marcha de una zona de bajas emisiones o decisiones adoptadas en materia de urbanismo táctico.
El mismo tráfico, pero coches menos contaminantes
Para la primera simulación se definió un escenario conservador en el que no se lograba reducir el número de vehículos privados en la ciudad, pero sin la circulación de los vehículos más contaminantes.
En este caso, según las estimaciones realizadas se produciría una reducción del 5,9 % en los niveles de NO2, y este descenso permitiría prevenir 67 muertes relacionadas con el dióxido de nitrógeno cada año.

Un 25 % menos de vehículos privados en circulación
En el segundo escenario se simulaba una reducción del 25 % en el volumen del tráfico, y esto provocaba un descenso del 17,6 % en las concentraciones de NO2 con la prevención de 199 muertes por año.
En este supuesto, los descensos en la mortalidad se concentrarían especialmente en el centro de la ciudad, y también en áreas del noroeste.
El papel de la electrificación del puerto
El tercero de los escenarios tenía en cuenta las emisiones del puerto, puesto que se estima que el tráfico marítimo contribuye a cerca del 7 % de la mortalidad relacionada con el NO2 en la ciudad.
El Puerto de Barcelona dispone de un plan de electrificación de sus muelles para reducir las emisiones de los barcos durante su estancia en puerto, que está previsto que finalice en 2030.
Por ello, se simuló el impacto combinado de una reducción del 25 % del tráfico privado junto a la electrificación del puerto, y el resultado era un descenso del 19,4 % en los niveles de NO2, con 228 muertes prevenibles al año.
Esta combinación de factores resultaría especialmente beneficiosa en términos de reducción de la mortalidad para las áreas del sur de la ciudad más cercanas a la línea de costa.
Lejos de cumplir con la normativa europea
La investigadora de ISGlobal y primera autora del estudio, Ana Ramos, advierte que «aunque la mortalidad prevenible que estimamos es de una magnitud considerable, en ninguno de los escenarios que planteamos en nuestro estudio se conseguiría cumplir con los nuevos límites máximos de NO2 que plantea la UE en su nueva directiva de calidad del aire y que entrarán en vigor en 2030».
La conclusión que extrae esta investigadora es que «debemos hacer más y de manera más efectiva para mejorar la calidad del aire de nuestra ciudad». EFE