València (EFE).- El próximo pleno del Gobierno valenciano aprobará conceder la Distinción de la Generalitat a Julián García Antón, el conserje del bloque residencial de València que el pasado 22 de febrero quedó calcinado por un incendio que dejó diez víctimas mortales pero cuya labor fue clave para salvar a muchos vecinos.
El president de la Generalitat, Carlos Mazón, y la alcaldesa de València, María José Catalá, han acordado reconocer al conserje «por su comportamiento ejemplar y arriesgado» durante la tarde del jueves de la semana pasada, cuando se produjo el incendio de los edificios residenciales del barrio de Campanar, ha anunciado el Consell.
Según el Decreto por el que se creó la Distinción de la Generalitat, podrán recibir este galardón “de modo colectivo o individual quienes salven personas en grave riesgo como consecuencia de catástrofe o de cualquier otra situación, o bien colaboren de modo determinante en el restablecimiento de la normalidad en zonas siniestradas, así como a aquellas personas, tanto físicas como jurídicas, que hayan destacado por sus valores de convivencia, humanismo, compromiso con la solidaridad y ayuda a los demás”.
Asimismo, el pleno del Consell reconocerá de manera especial «el trabajo realizado por todos los profesionales que intervinieron en el trágico suceso y que realizaron un trabajo diligente y encomiable».
El conserje Julián ayudó «todo» lo que pudo
“No conté las veces que subí pero fui tocando las puertas avisando”, relató Julián en su momento, al tiempo que aseguraba a EFE haber quedado impactado por la escena que vivió cuando avisó a una vecina, una persona mayor, de la puerta 72: “Abrí la puerta y vino una llamarada, la cogí y la saqué”.
El incendio se inició en la puerta 86, en la planta 8 del edificio, donde el conserje trabaja desde el año 2009, cuando se construyó el inmueble y al que puede llegar a pie o en bici desde su casa ya que vive muy cerca, en Mislata.
Reiteró en declaraciones a los periodistas que ayudó “todo lo que dio” su mano, hasta que el humo le dejó, y que conocía a todos los vecinos, también a los fallecidos, que vivían en las plantas 9 y 10.