El primer ministro británico, Keir Starmer. EFE/EPA/Neil Hall

Starmer promete que el Estado «protegerá» a las empresas del efecto de los aranceles

Londres, 6 abr (EFE).- El primer ministro británico, Keir Starmer, se ha comprometido a «proteger» a las empresas británicas del efecto pernicioso de los aranceles de Estados Unidos, lo que incluiría eventualmente una intervención del Gobierno para salvar empleos.

En una tribuna de opinión en el dominical ‘Sunday Telegraph’ titulada «El mundo que conocíamos ha cambiado. Nadie sale ganando de una guerra comercial», el político laborista subrayó que hará «lo que sea necesario» en defensa del interés nacional.

Medidas de emergencia

Downing Street se prepara para anunciar una serie de medidas de emergencia esta misma semana en apoyo a las empresas y en respuesta a la guerra comercial desatada por el presidente de EE.UU., Donald Trump, que impuso aranceles del 10 % al Reino Unido.

«Esta semana pondremos el turbo a los planes para mejorar nuestra competitividad nacional, de forma que estemos menos expuestos a este tipo de ‘shocks’ globales», señala Starmer.

«Estamos listos para usar la política industrial para ayudar a resguardar de la tormenta a las empresas británicas. Algunas personas estarán incómodas con esto: la idea de que el Estado intervenga directamente en el mercado a menudo ha sido ridiculizada. Pero no podemos simplemente aferrarnos a las viejas opiniones cuando el mundo gira tan rápido», añade.

Apuesta por el libre comercio

Pese a todo, Starmer reitera en el texto que el Reino Unido «seguirá defendiendo la causa del comercio libre y abierto» frente al proteccionismo enarbolado por la nueva istración republicana.

«Con los aranceles, la prioridad inmediata es mantener la calma y pelear por el mejor acuerdo. Nadie sale ganando de una guerra comercial. Las consecuencias económicas, aquí y en todo el mundo, podrían ser profundas», escribe Starmer, al tiempo que asegura que solo aceptará un pacto con EE.UU. «adecuado para las empresas británicas».

El laborista apuesta también por reforzar las alianzas del Reino Unido y reducir las barreras al comercio con otras economías mundiales.

Su intervención llega horas después de que el fabricante de automóviles británico Jaguar Land Rover anunciase este sábado que suspende en abril todas sus exportaciones a Estados Unidos mientras reevalúa su estrategia comercial.

Preocupación por la economía global

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su “profunda preocupación” por el impacto en la economía global por los aranceles durante una conversación telefónica con Starmer.

Von der Leyen habló con Starmer sobre “el perjuicio que (los aranceles) suponen para todos los países, tanto por sus efectos directos como indirectos, incluidas las naciones más pobres del mundo”, según un comunicado del Ejecutivo europeo.

Además, trasladó al primer ministro británico “su determinación de trabajar con sus socios para responder a esta nueva realidad de la economía mundial, reconociendo que cada socio comercial actuará de acuerdo con sus propias prioridades”.

Los ministros responsables de comercio de la Unión Europea (UE) se reunirán este lunes para debatir la estrategia de negociación con Washington, mientras que el Ejecutivo europeo ya ultima el paquete de represalias contra su socio comercial.

Por su parte, Downing Street también se prepara para anunciar una serie de medidas de emergencia la semana que viene en apoyo a las empresas y en respuesta a la guerra comercial desatada por Trump, que impuso aranceles del 10 % al Reino Unido.

La presidenta de la Comisión Europea insistió en el compromiso de la UE de colaborar con el Reino Unido en materia de seguridad y defensa, así como en el mutuo apoyo a Ucrania.

Finalmente, ambos abordaron la próxima Cumbre UE-Reino Unido que tendrá lugar el próximo 19 de mayo y con la que pretenden reforzar su cooperación en ámbitos como la seguridad y la defensa, el comercio y la economía.

Von der Leyen y Starmer se reunirán el próximo 24 de abril en el palacete de Lancaster House, en el centro de Londres, durante la Cumbre Internacional sobre el Futuro de la Seguridad Energética.