Por Rodrigo Zuleta y Laura Pérez-Cejuela
Berlín / Bruselas (EuroEFE).- El estancamiento este año de la economía en Alemania, lastrada por el fin del gas ruso barato, y la inestabilidad política de Francia en un momento de déficit excesivo, siembran dudas sobre la capacidad de la eurozona de seguir el ritmo de Estados Unidos.
La economía de Alemania, presa del encarecimiento de la energía y la debilidad del comercio internacional, ha pesado en 2024 sobre la actividad de la eurozona, que este año verá crecer su PIB menos de un 1 % y encara 2025 con un horizonte ensombrecido por los riesgos geopolíticos.
Los analistas no esperan que la economía alemana, que ha transitado este año al borde de la recesión, salga del hoyo en 2025.
Alemania, al borde de la recesión
En el primer trimestre, el PIB alemán tuvo un ligero crecimiento del 0,2 %, en el segundo se contrajo un 0,3 % y en el tercero logró escapar a la recesión técnica con una subida mínima del 0,1 %, según datos de la Oficina Federal de Estadística (Destatis).
Aunque hasta ahora el mercado laboral se ha mostrado resistente a la situación, la crisis en sectores claves de la economía alemana, como automovilístico que ha obligado a las empresas a anunciar planes de ahorro y recortes de plantilla, hacen temer por miles de puestos de trabajo.
El director del departamento de macroeconomía del Instituto de la Economía Alemana (IW) de Colonia, Michael Grömling, no cree que en 2025 se logre revertir la tendencia.
En un artículo reciente, Grömling señala que el mal desempeño de la economía en los últimos años se debe en buena parte a conflictos geopolíticos que han llevado a que durante ciertos períodos la energía tenga un alto precio y haya altas tasas de inflación en muchos países.
Eso es algo que afecta tanto las inversiones como el consumo, lo que incide especialmente a un país como Alemania, que tiene una economía orientada hacia el comercio exterior.
Elecciones alemanas y Trump: más incertidumbre
En noviembre, además, se produjeron dos acontecimientos que traen más incertidumbre: el triunfo del republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales estadounidenses y la ruptura de la coalición de Gobierno en Alemania.
Lo primero puede llevar a que haya nuevas cargas para el comercio internacional y las cadenas de suministro, según las medidas que adopte la istración Trump a partir de enero.
Con respecto a lo segundo, se plantea la pregunta de cual será el resultado de las elecciones generales alemanas del 23 de febrero y el probable aplazamiento hasta entonces o hasta que haya gobierno de muchas decisiones.
«Existe el riesgo de que 2025 sea un año perdido para el cuidado responsable de las bases de nuestro bienestar», alerta Grömling.
«La economía alemana sigue sin despegar y las incertidumbre aumenta en política internacional y en política interna», dice, por su parte, la jefa de análisis coyunturales del Instituto de Estudios Económicos de Berlín (DIW), Geraldine Dany-Knedlik.
El actual Gobierno minoritario del canciller Olaf Scholz, según la misma economista, tiene poco margen de maniobra y es de esperar que tras las elecciones de febrero aumente la fragmentación del parlamento y se llegue a un nuevo Gobierno de coalición con partidos con posiciones divergentes, entre las que será difícil llegar a un consenso.
Un 2025 de riesgos para la eurozona
Alemania, primera economía y tradicional locomotora europea, ha estado en 2024 en el vagón de cola del crecimiento de la eurozona. La Comisión Europea preveía que el país cierre el año con una contracción del 0,1 % de su PIB, por detrás de Francia (1,1 %) e Italia (0,7 %) y lejos del 3 % de España, que ha tirado del tren en un ejercicio en que la eurozona crecerá solo un 0,8 %.
2025 debería traer un repunte de la actividad en el área del euro gracias a un aumento del consumo y la inversión conforme bajan la inflación y los tipos de interés, pero el impulso será más lento de lo esperado inicialmente, según el Ejecutivo comunitario y el Banco Central Europeo (BCE), que han revisado a la baja el crecimiento del PIB al 1,3 % y 1,1 %, respectivamente.

La incertidumbre política interna, con esas elecciones en Alemania y el segundo cambio de gobierno en Francia en tres meses, sumado a la inestabilidad internacional, ensombrecen las perspectivas para la eurozona, cuya dependencia del exterior le hace especialmente vulnerable a un aumento de las tensiones comerciales globales.
«Los riesgos para el crecimiento económico siguen inclinados a la baja«, dijo a mediados de este mes la presidenta del BCE, Christine Lagarde, quien destacó las tensiones geopolíticas, en particular la guerra en Ucrania y Oriente Medio, que podrían aumentar los precios energéticos y del transporte y perjudicar al comercio global.
Miedo a una guerra comercial
En su último informe sobre la eurozona, el centro de estudios Oxford Economics advierte de que hay «un riesgo real de que Europa acabe afrontando una guerra comercial muy perjudicial».
Sus analistas esperan, sin embargo, que Trump finalmente no imponga los aranceles del 20 % a todas las importaciones europeas con los que ha amenazado, sino tarifas más acotadas, y que la Unión Europea intente negociar un acuerdo que incluya, por ejemplo, el gas natural licuado y la defensa.
Además, los aranceles «serían otro golpe a partes del sector industrial que ya afrontan grandes retos estructurales, como la industria automovilística. Sectores enteros estarían en riesgo de sufrir daños importantes», añaden.
Editado por Lucía Leal