Vista de carteles electorales de los dos candidatos a la presidencia de Rumanía en una calle de Bucarest. EFE/EPA/ROBERT GHEMENT

El ultra Simion, favorito en unas elecciones presidenciales clave para el futuro de Rumanía

Bucarest (EuroEFE).- Rumanía celebra este domingo la segunda vuelta de unas elecciones presidenciales que pueden marcar el futuro rumbo del país y en las que parte como favorito el ultranacionalista George Simion.

Tras la anulación en diciembre del anterior proceso electoral por supuesta injerencia rusa y la caída este mes de la coalición gobernante de socialdemócratas, conservadores y la minoría húngara, Rumanía se encuentra en una situación inédita, con un Ejecutivo provisional y un presidente interino.

En este clima de incertidumbre, Simion, líder de la formación nacionalista populista Alianza para la Unión de los Rumanos (AUR), llega como favorito frente al independiente proeuropeo Nicusor Dan.

El resultado de la votación puede redefinir el rumbo geopolítico de Rumanía: del compromiso con la OTAN y la Unión Europea a una deriva «soberanista» que ha despertado alarmas en Bruselas.

La campaña ha sido bronca, el estilo agresivo de Simion ha marcado el tono y el país se encuentra muy dividido.

«La polarización no desaparecerá con el final de la campaña», advierte a EFE el analista Radu Turcescu.

¿Por qué son cruciales estas elecciones?

Porque enfrentan dos modelos de país. Simion propone una Rumanía inspirada en la Hungría de Viktor Orbán que recupere su «soberanía» frente a Bruselas, se distancie del apoyo militar a Ucrania y abrace valores ultraconservadores.

Nicusor Dan, alcalde liberal de Bucarest que se presenta como independiente, promete luchar contra la corrupción y representa un cambio tranquilo y el respeto a los compromisos internacionales del país.

El ultra Simion es el favorito

George Simion, de 38 años, parte con ventaja. Obtuvo el 41 % de los votos en la primera vuelta del 4 de mayo. Algunas encuestas le dan alrededor del 52 %, aunque otras muestran un empate técnico.

Nicusor Dan, con un 21 %, intenta remontar con un mensaje moderado y europeísta, pero carece de una base electoral sólida. El lema de campaña de Dan, «Una Rumanía honesta», resume su programa reformista. Aunque se le reconoce una gran gestión como alcalde, a veces se le reprocha cierta frialdad.

«George Simion tiene un público muy claramente definido, que responde bien a sus mensajes», explica el analista Radu Turcescu. «Su narrativa está basada en la ruptura, en la emoción. En cambio, Nicusor Dan propone soluciones, pero no logra una conexión emocional clara», resume.

Su rival, un matemático proeuropeo

Dan, de 55 años, proviene del mundo académico. Doctor en matemáticas por la prestigiosa ‘École Normale Supérieure’ de París, regresó a Rumanía a finales de los años 1990 y se dedicó al activismo cívico.

Su entrada en la política fue paulatina: fundó primero una plataforma para salvar el patrimonio urbano de Bucarest y luego la Unión Salvar Rumanía (USR), partido reformista con el que logró llegar al Parlamento. Desde 2020 es alcalde de la capital como independiente tras abandonar USR.

Es un reformista proeuropeo que defiende la cooperación con la Unión Europea y la OTAN, a las que Rumanía pertenece desde hace más de 15 años.

Además, critica la infiltración de intereses prorrusos en la política rumana y propone reformas profundas en el Ejército y en los servicios de inteligencia.

Si bien el alcalde capitalino evita temas sensibles como los derechos LGTBIQ, defiende con claridad el derecho al aborto y es liberal en temas sociales.

Dan atribuye el éxito de ultras como Simion, al que ha calificado de «matón», al rechazo de una clase política «corrupta» y «arrogante», en el poder desde el fin del comunismo.

Los emigrados y su descontento

El voto de cientos de miles de rumanos emigrados será decisivo.

En la primera vuelta, cerca de un millón de rumanos que viven en el extranjero, sobre todo en España, Italia, Francia y Alemania, participó en los comicios, lo que supone en torno al 10 % del total de votantes que acudieron a las urnas ese día.

Simion, un declarado irador de Donald Trump, recibió entonces el apoyo de seis de cada diez.

La elevada participación de la diáspora en un electorado total de casi 18 millones se debe, en parte, al malestar por la anulación de las elecciones de noviembre tras indicios de injerencia rusa y de financiación irregular.

Entonces, el ultranacionalista Calin Georgescu venció y obtuvo el 43 % del voto exterior.

¿Qué papel juega la actual crisis institucional?

La dimisión del primer ministro socialdemócrata Marcel Ciolacu, tras el fracaso electoral del 4 de mayo —cuando el candidato común del PSD y del Partido Nacional Liberal (PNL), Crin Antonescu, no logró pasar a la segunda vuelta—, ha dejado al país en manos de un gobierno interino con competencias limitadas.

Tanto el presidente como los jefes de instituciones clave —como el servicio de inteligencia— están en funciones.

Esta inestabilidad ha sido aprovechada por Simion, que denuncia un sistema «corrupto y secuestrado» dominado por las formaciones tradicionales, y promete una «restauración democrática».

Aunque Dan no forma parte de la clase política tradicional, es visto como un candidato más continuista que Simion.

¿Qué apoyos tienen los candidatos?

Simion cuenta con el respaldo total de su partido, AUR, y del electorado nacionalista. Es muy activo en redes sociales y en el extranjero, donde logró movilizar a buena parte de la diáspora.

Su mensaje rupturista ha calado con fuerza en sectores rurales, jóvenes y con bajo nivel educativo.

Rumanía sigue siendo uno de los países europeos con mayores desigualdades entre el campo y la ciudad, tanto en ingresos como en a la educación.

Dan, por su parte, concentra el apoyo de sectores liberales, además de la mayoría del voto urbano.

Sin embargo, afronta la pasividad del Partido Socialdemócrata (PSD), que tras la derrota de su candidato decidió no respaldar a ninguno de los dos finalistas.

En el PSD, una formación poscomunista con una fuerte base rural y conservadora, parte de sus votantes puede ver con simpatía el discurso «patriótico» de Simion.

El PSD cuenta con una base fiel y una consigna de voto tendría efecto en muchos electores. Además, como ganador en las elecciones legislativas del pasado 1 de diciembre con el 22 %, no puede formarse ninguna mayoría en el parlamento sin su apoyo.

Aunque oficialmente ha prometido no aliarse con AUR, su ambigüedad actual deja la puerta entreabierta. Algunos sectores del partido no verían con malos ojos un gobierno liderado por AUR si eso les garantiza el poder.

La familia socialdemócrata europea, a la que pertenece el PSD, ya ha advertido que cualquier cooperación con la extrema derecha es inaceptable y pidió apoyar a Dan.

¿Qué ocurrirá si gana Simion?

La presidencia en Rumanía no es solo simbólica: el jefe del Estado tiene influencia directa sobre política exterior, defensa y el nombramiento de altos cargos.

Simion promete designar como primer ministro a Calin Georgescu, el polémico candidato prorruso inhabilitado como presidencial por el Tribunal Constitucional.

Aunque la formación de Simion no tiene mayoría parlamentaria, Georgescu podría intentar formar gobierno con apoyos puntuales o Simion podría forzar nuevas elecciones legislativas.