Varios clientes compran en una frutería. EFE/David Aguilar

Los precios repuntan un 2,3 % en noviembre y los alimentos se moderan al 1,3 %

Mérida, 13 dic (EFE).- Los precios subieron un 2,3 por ciento en Extremadura en noviembre respecto al mismo mes del año anterior, cinco décimas más que la tasa interanual de octubre, mientras que la inflación de los alimentos se recortó seis décimas, hasta el 1,3 por ciento.

En comparativa mensual, respecto a octubre, se mantuvieron estables, mientras que en lo que va de año acumulan un incremento del 2,3 por ciento, según el Índice de Precios al Consumo (IPC) publicado este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

En España, el IPC repuntó al 2,4 % interanual, seis décimas más que el mes anterior, por el encarecimiento de la electricidad y de los carburantes, y los precios de los alimentos moderaron su encarecimiento dos décimas, hasta el 1,7 %.

Por provincias, los precios se mantuvieron estables tanto en la de Badajoz como en la de Cáceres y en comparativa interanual se encarecieron un 2,3 por ciento en ambos territorios.

Reacciones

UGT ha considerado que la mejora salarial que refleja el Índice de Precios de Consumo (IPC) de noviembre debe fortalecerse «aún más» y llegar a todos los trabajadores, consolidando así una ganancia «moderada» del poder adquisitivo que contribuya a la dinamización de la demanda y, con ello, al crecimiento económico en los próximos meses.

Según ha apuntado el sindicato, los precios se mantuvieron estables en noviembre en Extremadura respecto al mes anterior y colocaron la tasa anual en el 2,3 %, cinco décimas más que en octubre, de forma que «la contención de este mes contrasta con las bajadas en noviembre de los últimos dos años».

CCOO ha advertido de que el Índice de Precios de Consumo (IPC) de noviembre no refleja todo el aumento del coste de la vida y ha vuelto a exigir subidas salariales superiores a las que se están registrando actualmente, de un 2,78 por ciento de media hasta noviembre.

En una nota, ha señalado que el «fuerte» aumento del precio de la vivienda, que no está recogido en el IPC, desborda la capacidad de pago de los hogares y dispara el esfuerzo económico que deben destinar los ciudadanos a ello.

Por ello ha exigido que la vivienda tenga un precio asequible para las familias trabajadoras, «siendo imprescindible avanzar en políticas a corto, medio y largo plazo» que contribuyan a ello.