ZAFRA (BADAJOZ), 08/02/2025.- Diana Aparicio ( i), mexicana de 59 años, y Diana Marcela Sánchez (d), colombiana de 29 años, tienen en común además del nombre y lugar de residencia (Zafra), un mismo objetivo, la lucha por la integración y mejor vida para la población migrante, que persiguen desde hace dos años con su asociación 'Todas las voces cuentan". EFE/Ana Picón

‘Todas las voces cuentan’: la lucha por la integración desde Zafra

Ana Picón Gómez

Zafra (Badajoz) (EFE).- Diana Aparicio, mexicana de 59 años, y Diana Marcela Sánchez, colombiana de 29, tienen en común además del nombre y lugar de residencia, Zafra (Extremadura), un objetivo: la lucha por la integración y mejor vida para la población migrante, que persiguen con su asociación ‘Todas las voces cuentan».
Diana Aparicio es de Ciudad de México y una de las más de 750 personas extranjeras que residen en Zafra. Lleva más de 20 años en esta ciudad del sur de España donde conoció a Diana Marcela Sánchez, que llegó hace unos dos años con su hija de 13 años huyendo de la crisis en su país y junto a la que fundó, con ocho personas más, la asociación ‘Todas las voces cuentan. Resiliencia, solidaridad e integración’.
En una entrevista con EFE, Aparicio defiende que la integración de los migrantes es una cuestión de corresponsabilidad: “Es responsabilidad nuestra pero también de la población autóctona, tenemos que conocernos para que haya una convivencia más sana y responsable”.

La falta de oportunidades laborales y el problema de la vivienda

Actualmente son más de 40 socios de 15 nacionalidades y buscan promover los derechos de la población migrante en Extremadura, donde sus principales dificultades son la falta de oportunidades laborales, limitadas en la mayoría de los casos a ser cuidadoras internas en domicilios o temporeras en el campo.
También la vivienda, para cuyo encuentran grandes obstáculos y desconfianza de propietarios que piden fianzas, nóminas y papeles de los que en muchas ocasiones carecen.
“La mayoría venimos buscando un futuro y calidad de vida mejor”, asegura Sánchez, que entró en España como turista al igual que “la mayoría de migrantes” que, «lejos de lo que puedan indicar algunos mitos, no llegan en pateras o a nado sino en avión o cruzando la frontera en coche».

Choque cultural

Reconoce que vivió un “choque cultural muy grande y eso que “hablamos el mismo idioma”, porque la situación se endurece para otros colectivos muy comunes en esta zona de Extremadura como rumanos, chinos o marroquíes, de los que además hay una menor presencia en los movimientos sociales.
Por ello, en su asociación acogen «a todo el mundo” y, de hecho, hay muchos latinos pero también procedentes de Sudán, Marruecos, Cabo Verde o Senegal.
En el ámbito laboral, “es cierto que la ley establece que no se puede contratar a personas sin documento y son las reglas del juego», pero «tenemos que buscarnos la vida y al final acabamos en empleos no regulados donde las condiciones no son buenas”, argumenta.

Promover la migración informada

Por eso, dice, es muy importante tener la información necesaria para regularizar la situación cuanto antes. Acortar ese camino es uno de sus principales objetivos, junto a darse apoyo mutuo y crear lazos entre ellos, para “promover la migración informada, así como tener voz, representación y proyección en la sociedad española”.
Precisa que dentro de la población migrante también hay mucha diversidad «y tenemos mucho que aprender unos de otros”, porque aunque se venga de lugares y culturas diferentes todos tienen una cosa en común: la soledad.