VILLAFRANCA DE LOS BARROS (BADAJOZ), 13/05/2025.- La presidenta de la Asociación de Madres contra la Droga en Villafranca de los Barros (Amadrovi), Ana Verjano (i), y una de las psicólogas de la asociación Elena de Parra posan para EFE. Hace 34 años que un grupo de madres de hijos drogodependientes de Villafranca de los Barros (Badajoz) se unieron para luchar contra las drogas y buscar ayuda, un movimiento que derivó en la creación de asociaciones contra las drogas que siguen funcionando a día de hoy, como es el caso de Amadrovi. EFE/ Ana Picón

Madres contra la droga: 34 años de lucha

Villafranca de los Barros (Badajoz), 13 may (EFE).- Hace 34 años que un grupo de madres de hijos drogodependientes de Villafranca de los Barros (Badajoz) se unieron para luchar contra las drogas y buscar ayuda, un movimiento que derivó en la creación de asociaciones contra las drogas que siguen funcionando a día de hoy, como es el caso de Amadrovi.

Cientos de extremeños han pasado desde su fundación en el año 1991 por la Asociación de Madres contra la Droga en Villafranca de los Barros (Amadrovi), entre ellas Ana Verjano, que inició su voluntariado en 2019 después de recibir ayuda como familiar de una persona con problemas de adicción a las drogas, con el objetivo de “seguir luchando por la vida”.

Ahora, ha sido nombrada nueva presidenta de Amadrovi y toma el relevo a Inés Pérez, que estaba en el cargo desde su creación, con “toda la ilusión del mundo, ganas y fuerza para continuar con el legado de esas madres y seguir luchando a través del apoyo a los enfermos y a sus familias”.

De la heroína a la ludopatía


En una entrevista con EFE y acompañada por una de las psicólogas de Amadrovi, Elena de la Parra, Verjano ha explicado que las necesidades han cambiado mucho a lo largo de estos años y aunque la actividad se inició con el problema específico de la heroína, ahora se ven nuevos tipos de adicciones como, por ejemplo, a los juegos online.

En cuanto a sustancias, la cocaína y la marihuana son las “más comunes”, sin contar las drogas legales como el alcohol y el tabaco contra las que también desarrollan diferentes programas en busca de su erradicación.

“Las cosas han cambiado muchísimo, hemos crecido y existen muchísimos recursos, el que quiera salir de las drogas tiene muchos sitios a los que acudir”, destaca De la Parra.

En concreto, desde Amadrovi desarrollan numerosos programas de prevención en centros educativos, acompañamiento a enfermos y a sus familias con terapias e intervención psicológica, pero también muchos otros relacionados con la inserción laboral, salud mental o cursos con hombres condenados por violencia de género que tienen que acudir a formaciones como parte de la pena judicial.

“El apoyo de la familia es fundamental en el tratamiento de los enfermos”, apunta Verjano, aunque reconoce que, como afirma la psicóloga de Amadrovi, hay muchas más posibilidades de éxito cuando “el tratamiento se inicia de manera voluntaria, porque la persona quiera y esté pensando en ella misma, que si lo empieza porque lo lleva un familiar”.

Estigma social y entorno rural

Además, en los entornos rurales afecta mucho el factor social porque todo el mundo se conoce y hay un estigma que provoca que muchos no se atrevan a pedir ayuda “por vergüenza”.

“Existe el miedo a lo piensen los demás, porque la gente todavía no acaba de entender que es una enfermedad, que necesita un tratamiento” y, a diferencia de otros problemas de salud, con las drogas se tiende a culpar a los enfermos.

Ana Verjano ha señalado que Amadrovi es una organización sin ánimo de lucro que, aunque recibe subvenciones públicas para el desarrollo de programas específicos, necesita el apoyo de sus socios y las empresas colaboradoras para seguir adelante.