Pilar Mazo | Logroño, (EFE).- Varias bodegas de Rioja que exportan a Estados Unidos estudian diferentes estrategias, en función de su situación y su para que el impacto de los aranceles al vino anunciados por el presidente estadounidense, Donald Trump, tenga la menor repercusión posible en sus ventas.
Así lo ha explicado a EFE Íñigo Torres, director general del Grupo Rioja, principal asociación bodeguera y la más antigua de la Denominación de Origen Calificada (DOCa) Rioja, con 60 firmas repartidas por las tres comunidades que integran la Denominación: La Rioja, País Vasco y Navarra.
«No conocemos el impacto porque, en primer lugar, todavía hay bastante incertidumbre», ha asegurado Torres, tras conocerse el anuncio de congelar 90 días el aumento hasta el 20 % a los vinos europeos y dejarlos momentáneamente en un 10 %.
En la actualidad, «lo que tenemos sobre la mesa es un arancel del 10%, que es equivalente al arancel que están sufriendo el resto de países productores que exportan vino a Estados Unidos», ha precisado.
Además, ha destacado la importancia de tratar este asunto con cautela, ya que cada bodega tiene su casuística y tiene que buscar soluciones, que entiende que están pasando por la búsqueda de estrategias con los importadores para tratar de ver cómo encajan esta situación y minimizar al máximo el posible impacto de estos aranceles en una caída de las ventas.
«Es probable que haya una reducción del consumo» del vino en Estados Unidos por esta medida arancelaria, pero «tampoco sabemos hasta qué nivel» en el caso de que se quiera asumir parte de ese incremento del 10% por la bodega o del importador, con el fin de reducir al máximo el incremento que podría sufrir el consumidor, ha añadido.
Desde el punto de vista de la bodega, ha indicado, la repercusión puede ser una pérdida de margen comercial, si se quiere evitar que el consumidor pague el sobrecoste arancelario.

La noticia no es buena
Con el escenario actual del 10 % de la reducción arancelaria planteada, la noticia «no es buena», aunque sea para todos los países productores.
Porque o se incrementa el 10% del coste del vino en Estados Unidos, lo que puede conllevar una reducción del consumo; o las bodegas tienen que renunciar a parte de su margen comercial para minimizar al máximo el incremento del precio en el consumidor final, ha incidido.
Estados Unidos, ha precisado, es «un mercado muy relevante» y este anuncio arancelario se produce, además, en un momento de reducción del consumo de vino a nivel mundial.
Por ello, ha explicado, las bodegas tratan de mantener su nivel de ventas y están haciendo todo el esfuerzo comercial posible, incluso también se plantean estrategias de promoción para intentar mantener el nivel de sus ventas en este país.
Ha recordado que Estados Unidos es el segundo en valor para Rioja, con 72 millones de euros en la exportación; y el tercero en volumen, con 10,4 millones de litros.