Logroño (EFE).- La exposición a las redes sociales es fuente de ansiedad y algunos trastornos en la adolescencia, pero es más importante «enseñar» a usarlas que prohibir su uso a los jóvenes, ha explicado este martes la psiquiatra experta en niños y adolescentes de la Clínica Universitaria de Navarra Covadonga Canga.
Canga, quien ha participado en Logroño en el Foro de Salud Mental y Emocional, organizado por el diario La Rioja, ha añadido que los problemas de salud mental en jóvenes y niños son más frecuentes tras la pandemia, «pero, quizás, lo que ocurre es que hay más consultas, que se ve menos como un tabú».
En declaraciones a los periodistas, ha indicado que, aunque hay patologías diferentes según la edad y el sexo, en las consultan se ven, sobre todo, problemas de ansiedad, aunque en los niños más pequeños eso se manifiesta más como fobias y luego, a medida que aumenta la edad, es más ansiedad social y también trastornos de conducta alimentaria y de atención.
El uso de redes sociales por los jóvenes condiciona a veces la aparición de esos problemas porque «en muchos casos eso no sucedería si no fuese por la exposición constante o, al menos, no serían tan graves o se manifestarían tan pronto», ha indicado.
Sin embargo, cree que «hay enfermedades que ya estaban presentes antes y a través de las redes sociales simplemente han tomado un papel más claro».
En esas situaciones, «la solución no es tan sencilla como decidir no estar en las redes sociales», dado que «muchos chavales tienen miedo a desaparecer del grupo» y «tenemos que entender ahora que es una forma de relacionarse que tienen los jóvenes», por lo que «no se trata de prohibir, sino de enseñar a utilizarlas de forma progresiva», ha precisado.
Otro de los ponentes en este foro, Hilario Manuel Blasco, psiquiatra de la infancia y adolescencia y profesor de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), ha incidido en la importancia de realizar un diagnóstico precoz de los trastornos del neurodesarrollo, que sufren, según diferentes estudios, el 30 % de los niños.
Principalmente, ha asegurado, se detectan trastornos de atención e hiperactividad, que tienen una prevalencia de entre el 6 y el 8 %; mientras que los trastornos del espectro autista se sitúan entre el 1 y el 2 %.
«Identificar de forma precoz estos problemas mejora su pronóstico», ha recalcado este experto, para quien «no es que ahora haya más, sino que ahora han mejorado la identificación y los procesos de diagnóstico».