San Sebastián, 18 mar (EFE).- Las víctimas del monitor de surf de Hondarribia (Gipuzkoa) acusado de agredir sexualmente a once de sus alumnos varones menores de edad quedaron muy traumatizadas por lo sucedido y sus progenitores destrozados, porque consideraban al procesado como un amigo que había abusado de su confianza.
«La mayoría de padres confiaba ciegamente en él y se llevaron la sorpresa de su vida. Nunca hubieran pensado que pudiera ocurrir esto. Confiaban en él plenamente».
Monitor de surf en Hondarribia
Así lo ha relatado este martes, en el juicio que se sigue por estos hechos en San Sebastián, un agente de la Ertzaintza que tomó declaración a varias de las víctimas y a sus padres, y que también visionó cerca de 4.200 archivos de pornografía infantil que fueron incautados en el ordenador del inculpado.

Durante la séptima jornada de esta vista, que tiene lugar desde la semana pasada en la Audiencia de Gipuzkoa, también han declarado dos psicólogas forenses. Ambas se entrevistaron con las víctimas, en la mayoría de las cuales detectaron indicadores de una afectación psicológica notable.
Desconfianza, estrés, dificultades y malestar emocional han sido algunos de los síntomas comunes que han descrito para la mayoría de los perjudicados. También apreciaron en ellos sensaciones de rabia, decepción y frustración porque «se les había caído un mito». Para ellos el monitor de surf era una figura de referencia, han dicho.
Víctimas traumatizadas
De forma general, han detallado que uno de los principales miedos que sufrían estos menores era el de decepcionar al acusado, pues vivían un mecanismo de dependencia hacia él y temían que éste les echara en cara cosas o que hablara mal de ellos ante el resto del grupo.
Estas profesionales también han explicado que algunos de los damnificados que presuntamente sufrieron unos abusos mantenidos en el tiempo (los hechos habrían ocurrido entre 2011 y 2021) se sintieron atrapados en esta situación porque no sabían como pararlos, lo que les generó sentimientos de indefensión e incluso de culpabilidad.

En esta línea, una de estas psicólogas ha recordado que una víctima le describió haber vivido una sensación de atrapamiento, asco desconcierto y bloqueo. Todo ello por no haber sabido qué hacer en aquel momento o no haber podido parar lo que le estaba pasando.
De esta manera, algunas de las víctimas aseguraron a las psicólogas que ellas sólo querían que todo aquello acabara, pero no se sentían capaces de decirle que no al acusado.
Afectación psicológica
Una de las expertas también ha destacado que para las víctimas estos hechos supusieron sus primeros os de índole sexual. Ha enfatizado que el hecho de haberse dado en estas circunstancias es algo que puede marcar a las personas, tanto en este ámbito como en su propia estima y en la sensación de sentirse utilizadas.
Otra de ellas ha citado el caso de una víctima que sufrió «una afectación psicológica muy relevante» con una sintomatología ansioso-depresiva muy notable porque se había sentido muy manipulada por el acusado y le costaba expresarlo, si bien más adelante mejoró con apoyo terapéutico.
Dejó el surf
Las profesionales han señalado asimismo que muchos de los afectados recordaron las situaciones sufridas al tener que relatarlas tras sus denuncias. Algo que también les afectó, después de que en un primer momento algunos evitaran hablar de lo sucedido e incluso haber intentado negarse a sí mismos que los hechos hubieran pasado porque no querían revivirlos.
Otro de los perjudicados, tras sufrir un shock inicial dijo tener consciencia de que lo que ocurría «estaba mal» y llegó a dejar la práctica del surf, a pesar de que era algo que le apasionaba, e intentó hacer el «esfuerzo consciente» de olvidar lo ocurrido si bien luego se dio cuenta de que no podía hacerlo.
Está previsto que las sesiones del juicio se reanuden este miércoles con las declaraciones de nuevos peritos y posiblemente el testimonio del acusado. EFE