Leidy Aldana con su perra guía. EFE / L. Rico

Medio millar de alumnos ciegos reciben el apoyo de Educación para su integración

Vitoria (EFE).- Cerca de medio millar de alumnos ciegos o con baja visión reciben el apoyo de algo más de medio centenar de profesionales del Departamento de Educación del Gobierno Vasco para su inclusión en el sistema educativo y en la sociedad en general.

Son los profesores y técnicos de los Centros de Recursos para la Inclusión Educativa (CRI). Llevan funcionando en los tres territorios de Euskadi 45 años. Profesionales itinerantes que trabajan día a día para tratar de garantizar la inclusión y el bienestar del alumnado con ceguera o discapacidad visual.

Actualmente reciben el apoyo 246 alumnos en Bizkaia, 160 en Gipuzkoa y 85 en Álava. Son cifras que van variando porque en cualquier momento pueden aparecer personas con necesidades educativas especiales.

Este sistema, en el que colabora la ONCE, pretende garantizar el éxito académico de los alumnos ciegos o con baja visión que se escolariza en los centros ordinarios y siguen el mismo currículum que los demás alumnos. Pero también su participación, inclusión y desarrollo pleno como personas y de la sociedad.

El caso de Leidy

Este es el caso de Leidy Aldana. Leidy, acompañada de su perra guía Ébora, explica a EFE en el CRI de Vitoria cómo ha transitado una larga y exitosa trayectoria educativa.

Actualmente estudia el máster de formación de profesorado en Logroño y perfecciona su conocimiento de idiomas (habla inglés, francés y gallego, y está trabajando el euskera) en las escuelas oficiales de la capital riojana y Vitoria.

Colombiana y ciega de nacimiento, se trasladó con tres años a Galicia donde comenzó sus estudios apoyada por la Fundación ONCE. Se trasladó a Vitoria para estudiar segundo de Bachillerato y entonces conoció el CRI. Después se licenció en Traducción e Interpretación en la Universidad del País Vasco (UPV/EHU).

Leidy reconoce que si en su vida no hubiera aparecido el CRI el resultado de la ecuación no habría sido el mismo. Recuerda que sufrió bullying porque le quitaban el bastón donde lo dejaba y luego no lo encontraba para desenvolverse.

Estos detalles, que para un vidente pueden parecer nimios, producen «mucha ansiedad y frustración» en un invidente. Ellos tienen que trabajar el «triple» para conseguir los mismos resultados que una persona que ve.

En la imagen la alumna Leidy Aldana (c), la directora del centro d Álava, Ana Roncero (d) y la profesora Zuriñe Alda (i). EFE / L. Rico

La sobreformación de las personas con discapacidad

Ha dicho que gracias a su esfuerzo y al apoyo de los profesionales las personas con discapacidad tienen una «sobreformación». Para ella, la sociedad debería dejar a un lado sus prejuicios para darles una oportunidad.

«Tenemos una voluntad de trabajo impresionante y una capacidad resolutiva brutal», explica Leidy.

Ana Roncero, profesora y directora del CRI de Álava, explica que los profesionales del centro además de ofrecer los «recursos educativos y personales» para que los alumnos ciegos o con baja visión sean «autónomos en el ámbito escolar y familiar», también apoyan al profesorado.

«Le ayudamos a que conozca cómo adaptar la metodología para que la inclusión del alumno ciego o con discapacidad visual sea real, que no esté apartado en el aula, en una esquina, haciendo una tarea diferente a los demás», señala.

Los profesionales de los CRI trabajan áreas como la orientación y la movilidad, la estimulación visual y las habilidades de la vida diaria de los alumnos con discapacidad con el fin de que puedan lograr los mismos objetivos académicos que el resto de alumnos.

Acompañamiento en toda la trayectoria educativa

Zuriñe Alda, jefa de estudios y profesora de Leidy, recuerda que los CRI acompañan a este alumnado en toda la enseñanza, excepto en la universidad.

Aunque la práctica totalidad del material y recursos los proporciona el Departamento de Educación del Gobierno Vasco, los CRI mantienen una colaboración «potente» con la ONCE en cuanto a la tecnología aplicada a la ceguera o en el apoyo psicológico y la intervención familiar.

Además de la preparación y adaptación de todo el material escolar a las necesidades de este alumnado, los técnicos de los centros se preocupan de solventar carencias, como la apuntada de Leidy de ausencia de cartelería en Braille en los centros de enseñanza.

Hacen frente a un sinfín de tareas de apoyo para la capacitación educativa y psicosocial de unas personas que no comienzan su jornada escolar o laboral cuando entran en sus centros de estudio o de trabajo, sino cuando salen de casa y deben hacer frente a numerosas situaciones de falta de accesibilidad. EFE