Orio (Gipuzkoa), 24 sep (EFE).- El proyecto piloto para la creación de la primera granja marina de engorde de atún rojo del Cantábrico arrancará en las próximas semanas con la instalación de las dos primeras jaulas de 50 metros de diámetro en aguas de Getaria (Gipuzkoa) en fase de pruebas, todavía sin peces en su interior.
Proyecto de engorde
Se trata de un proyecto pionero. Debido a las condiciones del Cantábrico (menos favorables que las del Mediterráneo donde hasta ahora se ubican la mayoría de estas instalaciones), las jaulas de la nueva granja serán sumergibles unos quince metros. Esto permitirá sortear las dificultades creadas por el oleaje o posibles temporales.

Juan José Navarro, director adjunto de la empresa Balfegó promotora de proyecto, ha dado a conocer estos datos en una rueda de prensa celebrada en Orio (Gipuzkoa). En ella han comparecido también el director del centro de investigación Azti, Rogelio Pozo, y el presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Gipuzkoa, Norberto Emazabel, instituciones que también participan en el proyecto.
Atún del Cantábrico
Inicialmente, estaba previsto que el proyecto echase a andar esta misma primavera con la instalación de dos jaulas y la captura de los primeros ejemplares que permitieran testar su viabilidad técnica y económica.
No obstante, el retraso en una de las autorizaciones demorará hasta el año próximo la pesca de los atunes. La prueba comenzará así esta misma semana o la próxima únicamente con la colocación de las jaulas para comprobar su resistencia, flotabilidad y capacidad de inmersión a lo largo de este otoño y el próximo invierno.

Los responsables del proyecto han aclarado de que en caso de que el programa piloto, que cuenta con un presupuesto de 2 millones de euros, supere las dificultades técnicas y constate su viabilidad económica, el programa se completará en los años siguientes con la instalación de un cuatro o cinco jaulas más, con capacidad para 150 toneladas de atún cada una de ellas y un coste adicional de entre cuatro y cinco millones de euros.
Proyecto privado
La empresa catalana Balfegó financia un 70 % del presupuesto del proyecto piloto,y el centro Azti se encarga del 70 % restante. Ambos han creado la sociedad Itsasbalfegó para gestionarlo.
La iniciativa involucra también al sector pesquero vasco. Esto supondrá que la flota de cebo pueda llevar a cabo labores de pesca con artes de cerco. Se trata de un requisito necesario para la captura en vivo de los animales que luego engordarán en la granja.

La idea es que en el futuro la mayor parte de las más de mil toneladas de atún con las que cuenta la flota vasca se destinen a esta explotación de acuicultura. De esta forma no será necesario ceder parte de ella a los pescadores de otras partes de España como se hace actualmente, han detallado los promotores del proyecto.
El presidente de la Federación de Cofradías de Pescadores de Gipuzkoa, Norberto Emazabel, ha explicado que el sector no quiere «perder esta oportunidad» y, aunque ha itido que, aunque no resultará «fácil» adaptarse al nuevo sistema de capturas, si el proyecto «sale bien» los arrantzales entrarán «de lleno» en él.
Adecuada conservación
Según recoge el proyecto presentado en su momento al Gobierno Vasco por los promotores, los ejemplares serán «eviscerados y refrigerados inmediatamente» tras su muerte con el fin de «reducir la temperatura corporal del animal lo antes posible y permitir una adecuada conservación y mantenimiento de la calidad».
Además, ante la previsión que los últimos meses del otoño y los meses de invierno las malas condiciones marítimas impidan transportar comida desde el puerto a las jaulas para alimentar a los atunes éstos sean sacrificados en octubre, tras haber sido capturados entre junio y julio.
Primerísima calidad
Se espera que el producto obtenido sea de «primerísima calidad» gastronómica. Una circunstancia muy valorada en el «vasto» mercado asiático aunque también por el sector gastronómico vasco.
La compañía recuerda en el documento presentado al Ejecutivo autonómico que el atún rojo es el más preciado de los túnidos, Asimismo, es el más valorado en la cocina debido a su grasa infiltrada, su color rojo y su «sabor y textura inconfundibles».
Por este motivo, esta previsto que una vez que los atunes lleguen a las jaulas, tras su captura en los meses de junio y julio, reciban alimentación «cinco o seis días» a la semana exclusivamente con pescado azul, sin que «en ningún caso» se les istre compuestos procedentes de harinas o aceite de pescado, ni ningún tipo de aditivos ni medicamentos.
Tras unos meses de engorde, cuando la calidad de los ejemplares ya resulte «adecuada», serán sacrificados en octubre de forma «individualizada» para garantizar su «bienestar», ya que en situaciones de «sufrimiento» la carne baja de calidad por la aparición de ácido láctico en los músculos, además de perjudicar «al color, la textura y la durabilidad del producto». EFE