Javier Picazo Feliú.
Madrid, 5 jun (EFE).- Cuenta la leyenda que existe una aldea en el corazón del bosque habitada solamente por niños protegida del exterior y del paso del tiempo por un cristal mágico. Bajo esa premisa nace la novela gráfica ‘El Bosque del Tiempo’, un homenaje a las grandes historias de aventuras, amistad y fantasía que ha cautivado a lectores de todas las edades.
El cómic (Editorial Astronave), del que ahora se publica el segundo tomo integral que cierra la historia, narra la odisea de un grupo de esos niños, cada uno con un poder especial relacionado con el tiempo, que se ven obligados a salir de su aldea y embarcarse en una enorme aventura cuando el cristal mágico que protege su hogar se rompe el varios fragmentos y uno de ellos desaparece, poniendo en peligro su mundo.
“A nivel narrativo es muy cinematográfico y a nivel gráfico es un dibujo tradicional con toques de anime y manga. La acogida ha sido muy buena. Estamos muy orgullosos de la serie”, asegura en una entrevista con EFE Mateo Guerrero, dibujante y responsable del libro junto con el periodista y guionista francés,Tristan Roulot.
“Es una historia que habla de esas leyendas que comparten todas las civilizaciones, hemos buscado el origen de esos mitos y creado una aventura que presentamos desde una aldea en la que el tiempo se ha detenido, son niños pero en realidad llevan 400 o 500 años viviendo, carecen de maldad y tienen la experiencia de muchas vidas en el laboratorio eterno en el que se encuentran”, detalla el dibujante (Cádiz, 1976).
Una aventura con el mejor sabor a los 80
Una historia contada en dos libros, que suman 240 páginas, con un dibujo absolutamente preciosista, un mundo inmenso y una narrativa que no da tregua.
“Lo importante es que este grupo de amigos lucha por protegerse los unos a los otros y luchan por preservar la vida que llevaban antes de que perdieran su protección con el robo de ese fragmento del cristal mágico. También hay una historia de amor muy bonita”, añade Guerrero.
Un libro con el que esperan captar la atención de los más jóvenes por encima de los estímulos digitales: “Tuvimos un experimento maravilloso hace un mes con el apagón, donde vimos a todos los niños jugando en la calle, fue como volver a ‘los 80’ en cuestión de horas. El cómic sigue teniendo la misma vigencia que ha tenido siempre, a un niño le das el tebeo adecuado y lo va a disfrutar”, asegura.
Guerrero empleó tres años y medio para dibujar los dos tomos integrales de los que se compone “El Bosque del Tiempo”, una aventura que se cierra y de la que no contemplan continuación, a pesar de ser un producto perfecto para traspasar a la pequeña pantalla: “Creo que sería una muy buena peli tipo ‘Dreamworks’ pero esto se me escapa”, detalla.
Un libro que, además, reflexiona sobre el tiempo: “Es lo único que no se puede pagar con dinero nunca. El que tiene tiempo es más rico de lo que piensa. Hay que disfrutar de ello”. Tiempo que ahora emplea en otra serie de fantasía “para adolescentes y relacionado con el mundo de los videojuegos en un futuro cercano”, concluye.
